"Cuando el desencanto se ha convertido en artículo de consumo masivo y universal. Nosotros seguimos creyendo en los asombrosos poderes del abrazo humano" Eduardo Galeano.

viernes, 12 de octubre de 2007

Leer ayuda a comprender

Por eso ya juntamos unos cuantos libritos para la Escuela Rural de “Las Acacias” ¡Sí, Seño Lorena! promesa cumplida, ya están listos, en unos días viajaran a encontrarse con vos y tus alumnos.

Siempre que llueve varios días seguidos, inevitablemente regreso a Macondo…
Cien años de Soledad- Gabriel Garcia Márquez. Y todo sigue igual

“El coronel Aureliano Buendía no dio ninguna muestra de rencor, pero su espíritu sólo encontró el sosiego cuando su guardia personal saqueo y redujo a cenizas la casa de la viuda. ‘Cuídate el corazón Aureliano’, le decía entonces el coronel Gerineldo Márquez. ‘Te estas pudriendo vivo’. Por esa época convocó a una segunda asamblea de los principales comandantes rebeldes. Encontró de todo idealistas, ambiciosos, aventureros, resentidos sociales y hasta delincuentes comunes. Había inclusive un antiguo funcionario conservador refugiado en la revuelta para escapar a un juicio por malversación de fondos. Muchos no sabían ni siquiera por que peleaban. En medio de aquella muchedumbre abigarrada, cuyas diferencias de criterio estuvieron a punto de provocar una explosión interna, se destacaba una autoridad tenebrosa: el general Teófilo Vargas. Era un indio puro, montaraz, analfabeto, dotado de una malicia taciturna y una vocación mesiánica que suscitaba en sus hombres un fanatismo demente. El Coronel Aureliano Buendía promovió la reunión con el propósito de unificar el mando rebelde contra las maniobras de los políticos. El general Teófilo vargas se adelantó a sus intenciones: en pocas horas desbarató la coalición de los comandantes mejor calificados y se apoderó del mando central. Es una fiera de cuidado, les dijo el coronel Aureliano Buendía a sus oficiales. Para nosotros ese hombre es más peligroso que el Ministro de Guerra. Entonces un capitán muy joven que siempre se había distinguido por su timidez levantó un índice cauteloso
- es simple coronel-propuso-: hay que matarlo.
El coronel Aureliano Buendía no se alarmó por la frialdad de la proposición, sino por la forma en se anticipó una fracción de segundo a su propio pensamiento.
-No esperen que yo dé esa orden dijo. No la dio, en efecto. Pero quince días después el general Teófilo Vargas fue despedazado a machetazos en una emboscada y el coronel Aureliano Buendía asumió el mando central. La misma noche en que su autoridad fue reconocida por todos los comandos rebeldes, despertó sobresaltado, pidiendo a gritos una manta. Un frío interior que le rayaba los huesos y lo mortificaba inclusive a pleno sol le impidió dormir bien varios meses, hasta que se le convirtió en una costumbre. La embriaguez del poder empezó a descomponerse en ráfagas de desazón. Buscando un remedio contra el frío, hizo fusilar al joven oficial que propuso el asesinato del general Teófilo Vargas. Sus órdenes se cumplían antes de ser impartidas, aún antes de que él las concibiera, y siempre llegaba mucho más lejos de donde él se hubiera atrevido a hacerlas llegar. Extraviado en la soledad de su inmenso poder, empezó a perder el rumbo”…
Dejo señalada la página 224, voy a calentar agua para seguir mateando, en ésta desapacible tarde, mientras, escucho al Dr. Canciani (Argentino) quién integra el Panel Intergubernamental sobre cambio climático de la ONU y hoy junto al Ex vicepresidente de EE.UU. Al Gore (vaya paradoja) han ganado el Nobel de la Paz 2007. Ya vuelvo, por que leer ayuda a comprender.