"Cuando el desencanto se ha convertido en artículo de consumo masivo y universal. Nosotros seguimos creyendo en los asombrosos poderes del abrazo humano" Eduardo Galeano.

domingo, 4 de noviembre de 2007

La Fe y Las Montañas

Hace ochenta y cuatro días, armábamos la rueda, tímidamente comenzaron a llegar… los que están lejos, saben ahora que aquí siempre encontraran la calida sensación de abrigo, el apaciguamiento y la compañía de los amigos de ayer, recuerdos fugaces.
Los que están cerca saben que el mate es la excusa para compartir información, actualidad, libros, música, poesía, sueños.
Los que ayer no sabían dónde quedaba General Guido hoy lo saben.
Dos mil diecinueve visitas leo a esta hora en el contador de la Sidebar. ¡Se puede!

Y ahora el cuento que prometí, pertenece a Augusto Monterroso (1921-2003) Guatemalteco, exiliado en México en 1944 donde fijo residencia. Del Libro Dos veces bueno cuentos brevísimos latinoamericanos. Desde la Gente. Ediciones del Instituto Movilizador de Fondos Cooperativos.

La Fe y Las Montañas

Al principio la Fe movía montañas sólo cuando era absolutamente necesario, con lo que el paisaje permanecía igual a sí mismo durante milenios.
Pero cuando la Fe comenzó a propagarse y a la gente le pareció divertida la idea de mover montañas, éstas no hacían sino cambiar de sitio, y cada vez era más difícil encontrarlas en el lugar en que uno las había dejado la noche anterior; cosa que por supuesto creaba más dificultades que las que resolvía.
La buena gente prefirió entonces abandonar la Fe y ahora las montañas permanecen por lo general en su sitio.
Cuando en la carretera se produce un derrumbe bajo el cual mueren varios pasajeros, es que alguien muy lejano o inmediato,tuvo un ligerísimo atisbo de Fe.