“Si habitáramos una isla, una pequeña isla en un archipiélago de innumerables islas con las que reconociéramos rasgos de hermandad, dos actitudes podríamos tomar: sentarnos a llorar por que jamás constituiremos un solo bloque macizo o construir nuestros precarios puentes, tratando de hacerlos cada vez menos endebles, cada vez mejores.
Padecemos un gran dolor: no nos comprendemos. Ninguno de nosotros ha dejado de tener esa experiencia. En todas las edades, en todos los momentos. A pesar de los sentimientos positivos que muchas veces nos unen, llega siempre el momento de la incomprensión. Una falla de entendimiento se interpone en lo que era una fluida comunicación.
Los que llamamos nuestros puntos de vista no nos permiten ver los hechos con igual perspectiva. El problema es subjetivo. No es cuestión de interpretaciones racionales sino de diferentes maneras de percibir la realidad. Cada uno tiene una forma específica, individual, de traducir lo que ocurre fuera de sí y aun en su propio interior.
Muchísimo se ha trabajado para explicar cómo percibimos la realidad. Una serie de causas explican parcialmente lo que sucede, pero por otro lado vericuetos inesperados del alma complican y hacen más difícil entender por qué somos así. A partir de nuestra aparente homogeneidad, es cuestión de penetrar un poco más en lo interior para confirmar nuestra total individualidad.
Ningún ser es igual a otro. Ninguna experiencia es vivida en forma idéntica y es imposible transmitirla en su totalidad. Somos como islas en el mar de la creación. Los medios de comunicación han hecho mas concreta esa experiencia contradictoria. A pesar de ellos no hemos logrado un mayor entendimiento entre nosotros ni con los grupos que formamos.
Se puede deducir que por nuestra estructura será muy difícil lograr, dentro del nivel de comunicación, comprendernos armónicamente. Siempre se producirán dificultades en la interpretación de las vivencias comunes. Coincidiremos por un período más o menos prolongado pero inevitablemente llegaremos a un momento de fractura entre las formas disímiles de comprender la vida. No es esta una visión escéptica sino una actitud realista para trabajar sobre el dilema.
La condición humana es compleja. El hombre no puede entenderse a si mismo ni a los demás totalmente. Esto conduce a reconocer nuestra imperfección básica, a no aceptar ninguna posición idealista extrema. Cuando nos colocamos en esta última postura la frustración que se produce es dolorosa.
Partir desde el reconocimiento de lo difícil que es comprendernos es el principio para llegar a ello. Saber que nunca arribaremos al fin propuesto implica el desarrollo de una gran tolerancia con nosotros mismos y con los demás.
Perder la esperanza de la absoluta y perfecta comunicación nos da la posibilidad de trabajar en la realidad y superarla lentamente.
Y construir puentes es una bella ocupación después de todo.” El Camino hacia el otro. Mauricio Gidekel *El Desafió de Vivir* Ed. Planeta 1991
Padecemos un gran dolor: no nos comprendemos. Ninguno de nosotros ha dejado de tener esa experiencia. En todas las edades, en todos los momentos. A pesar de los sentimientos positivos que muchas veces nos unen, llega siempre el momento de la incomprensión. Una falla de entendimiento se interpone en lo que era una fluida comunicación.
Los que llamamos nuestros puntos de vista no nos permiten ver los hechos con igual perspectiva. El problema es subjetivo. No es cuestión de interpretaciones racionales sino de diferentes maneras de percibir la realidad. Cada uno tiene una forma específica, individual, de traducir lo que ocurre fuera de sí y aun en su propio interior.
Muchísimo se ha trabajado para explicar cómo percibimos la realidad. Una serie de causas explican parcialmente lo que sucede, pero por otro lado vericuetos inesperados del alma complican y hacen más difícil entender por qué somos así. A partir de nuestra aparente homogeneidad, es cuestión de penetrar un poco más en lo interior para confirmar nuestra total individualidad.
Ningún ser es igual a otro. Ninguna experiencia es vivida en forma idéntica y es imposible transmitirla en su totalidad. Somos como islas en el mar de la creación. Los medios de comunicación han hecho mas concreta esa experiencia contradictoria. A pesar de ellos no hemos logrado un mayor entendimiento entre nosotros ni con los grupos que formamos.
Se puede deducir que por nuestra estructura será muy difícil lograr, dentro del nivel de comunicación, comprendernos armónicamente. Siempre se producirán dificultades en la interpretación de las vivencias comunes. Coincidiremos por un período más o menos prolongado pero inevitablemente llegaremos a un momento de fractura entre las formas disímiles de comprender la vida. No es esta una visión escéptica sino una actitud realista para trabajar sobre el dilema.
La condición humana es compleja. El hombre no puede entenderse a si mismo ni a los demás totalmente. Esto conduce a reconocer nuestra imperfección básica, a no aceptar ninguna posición idealista extrema. Cuando nos colocamos en esta última postura la frustración que se produce es dolorosa.
Partir desde el reconocimiento de lo difícil que es comprendernos es el principio para llegar a ello. Saber que nunca arribaremos al fin propuesto implica el desarrollo de una gran tolerancia con nosotros mismos y con los demás.
Perder la esperanza de la absoluta y perfecta comunicación nos da la posibilidad de trabajar en la realidad y superarla lentamente.
Y construir puentes es una bella ocupación después de todo.” El Camino hacia el otro. Mauricio Gidekel *El Desafió de Vivir* Ed. Planeta 1991
Puente de los Franceses Madrid EspañaLa foto la recibí esta mañana. Me cuentan, que por aquí, han visto cruzar a un ácrata y su escudera Doritina, montados en sus Bicis. ¡Joder, que estamos lejos!
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