Se abre una ventana, todas las mañanas despierta el contador y suma dígitos afirmando que crecemos, que cada vez somos más, que cada día hay mas amigos que nos encuentran y se suman a matear. El mensajero se carga de correos diciendo “aquí estuve, aquí estoy”, recordando aquel pueblo que alguna vez los contuvo y los hizo felices. Asumiendo ese premio con que nos distinguió “Resurgiendo”, colaborando con Missing Children, escuchando buena música…
El mate, ícono de nuestra Matera, en Barbados, de fondo un mar que a Guile no le recuerda a Guido, pero de todos modos ahí está recordándonos, a pesar del tiempo y la distancia.
Poco a poco se fueron sumando, nos fueron encontrando, recogieron aquella botella que naufragaba en el inmenso mar del ciberespacio. Aquí seguimos nosotros, los que posteamos de vez en cuando algo para compartir, los que seguimos creyendo que todavía falta sumar amigos, los que creemos que sumar tiempo no es sumar amor pero estamos convencidos de que sumar amor es sumar tiempo, porque el tiempo es recuerdo y el recuerdo es preservarnos.
Así fueron apareciendo el Sr. Pirali, Norma Montenegro, los “blogs amigos”, los chicos de La Maga, Carolina, Guile Saralegui , Andrea y Marcelo Gascue, Gonzalo Mitre, Nicolás Manservigi, Adriana, Cecilia Franciosi Algañaraz, Viviana Angelini desde España, Analía y María Ester García, Julia, Patricia de Iñiguez desde Miami, y hasta mi hermano, José Esteban que poco a poco se fue animando a publicar porque "lo prometido es deuda", así como tantos otros que seguramente nos visitan pero no nos dejaron ningún mensaje. Intercambiamos mails, nos comunicamos, hicimos cadena de favores, nos encontramos con gente que recordamos y también con algunos que no conocíamos. De hecho se que hay muchos amigos que se asoman a diario, que están ahí haciendo crecer la cifra del contador de visitas.
La Matera sigue creciendo, a través de ella vamos por más, a través de ella la escuelita de Las Acacias tendrá sus libros, esos libros que Liliana consiguió con tanto ahínco, porque siempre insistió en que Si se puede. Lorena los recibirá a mediados de noviembre, allí estarán, en las manos que corresponde, en muy buenas manos. Y la cosa recién comienza porque pensamos: ¿no estaría buenísimo juntar más libros y colaborar con las escuelas del distrito?, si piensan que sí, entonces sigamos juntándolos.
Guido sigue ahí, esperando una buena conexión a Internet, poco a poco, en algunas casas de familia van sumándose adeptos al ciberespacio, poco a poco se van animando a asomarse a La Matera, poco a poco irán comprendiendo el verdadero sentido de juntarnos, aunque sea a través de este espacio, porque a los que estamos lejos se nos hace difícil estarlo, porque extrañamos y esto de estar en contacto nos acerca y para los que están cerca también es una buena forma de comunicarnos, también es una buena forma de que todos sepan que en el kilómetro 249 de la autovía 2 hay un pueblo, General Guido, que no tiene edificios, ni mucha gente, ni transporte urbano de pasajeros, ni hospitales, ni grandes escuelas, ni shoppings, pero tiene casas de familias, humildes y acogedoras, tiene la gente que tiene que tener, tiene bicicletas en las calles, tiene edificios bajos y con techos de chapa con aleros que sirven de resguardo para matear las tardes de primavera, tiene una salita de primeros auxilios que nos saca de apuros, tiene escuelas cuidadas a pulmón y a corazón, tiene almacenes donde conocemos al almacenero que nos atiende, nos cobra y nos ayuda a subir las cosas a la bici, tiene el encanto que todavía conservan los pueblos, tiene ganas de seguir preservando su historia y para eso nos necesita a todos.
Nunca es tarde para convertirnos en lo que deseamos, para preservar nuestra identidad y ayudar a los demás a crecer, seguimos pensando que se puede, queremos continuar en este camino, con todos los que se nos vayan sumando, porque estamos convencidos de que podemos hacer cosas, sin segundas intenciones, desde la confianza y la buena voluntad, no cabe otra lectura, no la permitimos porque actuamos con respeto, por la gente y por las instituciones, esto es solo un motivo y un lugar para juntarse y como tal sumamos voluntades, humanas, no políticas, la polémica sirve para crecer, lo de polemizar sana y constructivamente es por nosotros mismos, comentando, sugiriendo, proyectando, por nosotros y por nuestro pueblo, cumpliendo la misión de rescatarnos de la desidia y de la apatía. Construyendo nuestro propio presente con raíces muy firmes en nuestro querido pasado.
Nosotros, los de La Matera, seguimos aquí, “pa lo que gusten mandar”, “ganándole al lado de las casas”, y porque “al que nace barrigón es al ñudo que lo fajen” debe ser que nunca dejaremos de estar convencidos de que SI, SE PUEDE.
Así fueron apareciendo el Sr. Pirali, Norma Montenegro, los “blogs amigos”, los chicos de La Maga, Carolina, Guile Saralegui , Andrea y Marcelo Gascue, Gonzalo Mitre, Nicolás Manservigi, Adriana, Cecilia Franciosi Algañaraz, Viviana Angelini desde España, Analía y María Ester García, Julia, Patricia de Iñiguez desde Miami, y hasta mi hermano, José Esteban que poco a poco se fue animando a publicar porque "lo prometido es deuda", así como tantos otros que seguramente nos visitan pero no nos dejaron ningún mensaje. Intercambiamos mails, nos comunicamos, hicimos cadena de favores, nos encontramos con gente que recordamos y también con algunos que no conocíamos. De hecho se que hay muchos amigos que se asoman a diario, que están ahí haciendo crecer la cifra del contador de visitas.
La Matera sigue creciendo, a través de ella vamos por más, a través de ella la escuelita de Las Acacias tendrá sus libros, esos libros que Liliana consiguió con tanto ahínco, porque siempre insistió en que Si se puede. Lorena los recibirá a mediados de noviembre, allí estarán, en las manos que corresponde, en muy buenas manos. Y la cosa recién comienza porque pensamos: ¿no estaría buenísimo juntar más libros y colaborar con las escuelas del distrito?, si piensan que sí, entonces sigamos juntándolos.
Guido sigue ahí, esperando una buena conexión a Internet, poco a poco, en algunas casas de familia van sumándose adeptos al ciberespacio, poco a poco se van animando a asomarse a La Matera, poco a poco irán comprendiendo el verdadero sentido de juntarnos, aunque sea a través de este espacio, porque a los que estamos lejos se nos hace difícil estarlo, porque extrañamos y esto de estar en contacto nos acerca y para los que están cerca también es una buena forma de comunicarnos, también es una buena forma de que todos sepan que en el kilómetro 249 de la autovía 2 hay un pueblo, General Guido, que no tiene edificios, ni mucha gente, ni transporte urbano de pasajeros, ni hospitales, ni grandes escuelas, ni shoppings, pero tiene casas de familias, humildes y acogedoras, tiene la gente que tiene que tener, tiene bicicletas en las calles, tiene edificios bajos y con techos de chapa con aleros que sirven de resguardo para matear las tardes de primavera, tiene una salita de primeros auxilios que nos saca de apuros, tiene escuelas cuidadas a pulmón y a corazón, tiene almacenes donde conocemos al almacenero que nos atiende, nos cobra y nos ayuda a subir las cosas a la bici, tiene el encanto que todavía conservan los pueblos, tiene ganas de seguir preservando su historia y para eso nos necesita a todos.
Nunca es tarde para convertirnos en lo que deseamos, para preservar nuestra identidad y ayudar a los demás a crecer, seguimos pensando que se puede, queremos continuar en este camino, con todos los que se nos vayan sumando, porque estamos convencidos de que podemos hacer cosas, sin segundas intenciones, desde la confianza y la buena voluntad, no cabe otra lectura, no la permitimos porque actuamos con respeto, por la gente y por las instituciones, esto es solo un motivo y un lugar para juntarse y como tal sumamos voluntades, humanas, no políticas, la polémica sirve para crecer, lo de polemizar sana y constructivamente es por nosotros mismos, comentando, sugiriendo, proyectando, por nosotros y por nuestro pueblo, cumpliendo la misión de rescatarnos de la desidia y de la apatía. Construyendo nuestro propio presente con raíces muy firmes en nuestro querido pasado.
Nosotros, los de La Matera, seguimos aquí, “pa lo que gusten mandar”, “ganándole al lado de las casas”, y porque “al que nace barrigón es al ñudo que lo fajen” debe ser que nunca dejaremos de estar convencidos de que SI, SE PUEDE.
Martín Saralegui, Guile, nos manda estas fotos, nos da permiso para publicarlas para sumarse al recuerdo de un pueblo que lo contuvo y que guarda en sus mejores recuerdos.
Un abrazo a todos los materos que andan "pispeandonos" por ahí, los contamos como sentados a la rueda de mate, eso si... traigan mate y termo porque la rueda va aumentando y la cebadura se hace larga. Por suerte!!!