Mate bien cebado
Para un mate bien cebado
no hay como La Matera
En el momento que quiera
usted se puede arrimar
Seguro lo han de esperar
sus compueblanos de Guido
y todos esos amigos
que se han unido en la web
Porque esto de la Internet
ya se transformó en la fuente
en la que seres valientes
se nutren día tras dia,
con historia y con recuerdos,
acortando lejanías.
Evocando las presencias
que sostienen y acompañan
unificando caminos,
cubriéndonos de nostalgias…
……………………………………………..
Tenemos los ojos llenos
de cemento y de trabajo
pero en el pueblo está siempre
nuestro encanto y desparpajo.
Sabemos que cuando vamos
está el ponchito en la cama,
los olores de la infancia
y siempre las mismas caras.
Sabemos que no podemos,
quizá, volver a los pagos,
conformándonos la vida
con pasar de vez en cuando
y eso nos abrasa el alma
con un tizón de verano.
Eternamente escuchamos
un cencerro en la cabeza
e invocamos esos lazos
sobados solo a destreza,
esas redes que nos unen
más allá de la distancia
y que nos traen, a veces,
el olor de sus mañanas:
a arrieros y a jineteadas
a mate cebado ardiente
a asado y a señalada
a potro y agua estancada
a parición y a desvelo
a cielo abierto
a consuelo
a campo
a hermano
a amigo
a brazo tendido altivo,
ese que sigue empujando
para seguir levantando
Nuestro Gran Pueblo Argentino.
El pueblo tiene esas cosas…
Esos recuerdos eternos,
que nos llenan de presencias
a pesar del factor tiempo.
Por eso es que recordamos,
y por eso es que volvemos,
y es por eso que queremos
que el día en que nos vayamos
nuestra osamenta descanse
bajo el poncho de su suelo.
Podría seguir escribiendo
mucho tiempo de mis pagos,
pero prefiero guardarlo
para veces que no encuentro
el sosiego en el cemento
de la ciudad que me abriga.
Y no crean que no quiero
compartirlo con ustedes;
es que a veces no me alcanza
con lo que tengo en el alma
y necesito la calma
para no correr al pueblo…
Es que se extraña de veras
créanme que no les miento.
María Guebara
En el momento que quiera
usted se puede arrimar
Seguro lo han de esperar
sus compueblanos de Guido
y todos esos amigos
que se han unido en la web
Porque esto de la Internet
ya se transformó en la fuente
en la que seres valientes
se nutren día tras dia,
con historia y con recuerdos,
acortando lejanías.
Evocando las presencias
que sostienen y acompañan
unificando caminos,
cubriéndonos de nostalgias…
……………………………………………..
Tenemos los ojos llenos
de cemento y de trabajo
pero en el pueblo está siempre
nuestro encanto y desparpajo.
Sabemos que cuando vamos
está el ponchito en la cama,
los olores de la infancia
y siempre las mismas caras.
Sabemos que no podemos,
quizá, volver a los pagos,
conformándonos la vida
con pasar de vez en cuando
y eso nos abrasa el alma
con un tizón de verano.
Eternamente escuchamos
un cencerro en la cabeza
e invocamos esos lazos
sobados solo a destreza,
esas redes que nos unen
más allá de la distancia
y que nos traen, a veces,
el olor de sus mañanas:
a arrieros y a jineteadas
a mate cebado ardiente
a asado y a señalada
a potro y agua estancada
a parición y a desvelo
a cielo abierto
a consuelo
a campo
a hermano
a amigo
a brazo tendido altivo,
ese que sigue empujando
para seguir levantando
Nuestro Gran Pueblo Argentino.
El pueblo tiene esas cosas…
Esos recuerdos eternos,
que nos llenan de presencias
a pesar del factor tiempo.
Por eso es que recordamos,
y por eso es que volvemos,
y es por eso que queremos
que el día en que nos vayamos
nuestra osamenta descanse
bajo el poncho de su suelo.
Podría seguir escribiendo
mucho tiempo de mis pagos,
pero prefiero guardarlo
para veces que no encuentro
el sosiego en el cemento
de la ciudad que me abriga.
Y no crean que no quiero
compartirlo con ustedes;
es que a veces no me alcanza
con lo que tengo en el alma
y necesito la calma
para no correr al pueblo…
Es que se extraña de veras
créanme que no les miento.
María Guebara