Un día me preguntaron ¿cuántos blogs hay en Guido?. Lo ignoro respondí. Tiempo después me tropecé, en esas recorridas “atropelladas” donde Google se apiado de mi y me ayudó a encontrarme con los chicos de Vivir en Guido, COPALEX es alegría, La escuelita de Fútbol Héctor Barragán. Mas tarde fueron los Fotolog de La Maga y de los chicos de Guido como yo los bautice. Hoy estamos sumando uno más…
…¿Y que tiene que ver Van Gogh, con todo esto?... ¡Tiene!... escuchen Cuentan que a Van Goh, le gustaba pintar girasoles “el girasol es propio de mi” dicen que le escribió a su hermano Theo en una carta.
Los dejo aquí para que Laura Tredentti se los lleve.¡Sí, son para Laura! por que acabo de enterarme que le gustan los Girasoles. A pesar de estar muy cerca (limitan nuestros partidos de residencia), ella en Quilmes, yo en Banfield, aún no nos conocemos personalmente, pero compartimos el gusto por los Girasoles… y por que las dos queremos y mucho a ese lugar al que no pertenécenos por nacimiento, pero que nos alcanza por afectos, por tradición que es General Guido, en el Km. 249 de la Autovía Buenos Aires- Mar del Plata.
Un día, del pasado enero, entró a La Gallineta y dijo “Hola. Me llamo Laura y vivo en Quilmes. Soy sobrina nieta de Ofelia Barrios de Vera "La Negra". Que trabajó 42 años en Rentas. siempre vuelvo. Me Llena el Corazón" Esta es Laura Tredentti, no tengo dudas que su bitácora será un lugar donde encontraremos la sencilla, natural y campechana belleza de los girasoles; quedan todos invitados a visitarla en Quilmeña y Guidense. ¡Bien Lauri! Sigamos sumando.
¡Y una Yapita! Aquí dejo
“Cuenta una leyenda guaraní que la vida de esta planta comenzó en un lugar a orillas del río Paraná, donde vivían dos tribus vecinas. Los caciques de ambas tribus, Pirayú y Mandió, eran muy buenos amigos, y sus pueblos intercambiaban pacíficamente artesanías y alimentos. Un día, a Mandió se le ocurrió unir las dos tribus, y para ello pidió en matrimonio a la hija de Pirayú. Pero éste le dijo que eso era algo imposible, y le contó que su hija no se casaría con ningún hombre porque había ofrecido su vida a Guarahjí, el Dios Sol.
Mandió se encolerizó, en vano Pirayú trató de explicarle, de la mejor manera posible, que la joven Carandaí pasaba horas mirando a Guarahjí desde muy pequeña y vivía únicamente para él, y que los días nublados la ponían muy triste.
- ¡Esto es peor que un desprecio! -grito Mandió, y se alejó prometiendo venganza.
Pirayú se quedó muy triste y preocupado, porque pensaba que su amigo castigaría a su pueblo. Y por desgracia, al cabo de varios días, sucedió lo tan temido. Carandaí se desplazaba en su canoa por el río, contemplando la caída del sol, cuando de pronto vio resplandores de fuego sobre su aldea. Llena de angustia remó con todas sus fuerzas hacia la orilla pero, al saltar a tierra, una trampa hecha con gruesas barras de madera cayó sobre ella y la inmovilizó.
Ahora tendrás: que pedirle a tu dios que te libere de mi vengana, desdeñosa mujer, por que ni tú ni tu pueblo podrán hacerlo-dijo Mandió. Y la risa cruel de Mandió avivo la angustia de la hija de Pirayú y así le hablo a su Dios el Sol.
¡Oh, Guarahjí, mi querido Sol -susurró Carandaí. -¡No permitas que Mandió acabe conmigo y con mi pueblo! ¡No lo permitas!
Casi no había terminado de hablar cuando Guarahjí envió a la joven un remolino de potentes rayos, que la envolvieron haciéndola desaparecer de la vista de Mandió. Y en el lugar donde había estado Carandaí brotó una planta esbelta, con una flor dorada que, al igual que la indiecita, se mantiene siempre con su cara al cielo, siguiendo los derroteros del Sol”.