"Cuando el desencanto se ha convertido en artículo de consumo masivo y universal. Nosotros seguimos creyendo en los asombrosos poderes del abrazo humano" Eduardo Galeano.

domingo, 30 de marzo de 2008

¿Por quién doblan las campanas?


Comenzaré por contar en brevísimas palabras un hecho notable de la vida rural ocurrido en una aldea de los alrededores de Florencia hace más de cuatrocientos años. Me permito solicitar toda su atención para este importante acontecimiento histórico porque, al contrario de lo habitual, la moraleja que se puede extraer del episodio no tendrá que esperar al final del relato; no tardará nada en saltar a la vista.
Estaban los habitantes en sus casas o trabajando los cultivos, entregado cada uno a sus quehaceres y cuidados, cuando de súbito se oyó sonar la campana de la iglesia. En aquellos píos tiempos (hablamos de algo sucedido en el siglo XVI), las campanas tocaban varias veces a lo largo del día, y por ese lado no debería haber motivo de extrañeza, pero aquella campana tocaba melancólicamente a muerto, y eso sí era sorprendente, puesto que no constaba que alguien de la aldea se encontrase a punto de fenecer. Salieron por lo tanto las mujeres a la calle, se juntaron los niños, dejaron los hombres sus trabajos y menesteres, y en poco tiempo estaban todos congregados en el atrio de la iglesia, a la espera de que les dijesen por quién deberían llorar. La campana siguió sonando unos minutos más, y finalmente calló. Instantes después se abría la puerta y un campesino aparecía en el umbral. Pero, no siendo éste el hombre encargado de tocar habitualmente la campana, se comprende que los vecinos le preguntasen dónde se encontraba el campanero y quién era el muerto. 'El campanero no está aquí, soy yo quien ha hecho sonar la campana', fue la respuesta del campesino. 'Pero, entonces, ¿no ha muerto nadie?', replicaron los vecinos, y el campesino respondió: 'Nadie que tuviese nombre y figura de persona; he tocado a muerto por la Justicia, porque la Justicia está muerta'.
¿Qué había sucedido? Sucedió que el rico señor del lugar (algún conde o marqués sin escrúpulos) andaba desde hacía tiempo cambiando de sitio los mojones de las lindes de sus tierras, metiéndolos en la pequeña parcela del campesino, que con cada avance se reducía más. El perjudicado empezó por protestar y reclamar, después imploró compasión, y finalmente resolvió quejarse a las autoridades y acogerse a la protección de la justicia. Todo sin resultado; la expoliación continuó. Entonces, desesperado, decidió anunciar urbi et orbi (una aldea tiene el tamaño exacto del mundo para quien siempre ha vivido en ella) la muerte de la Justicia. Tal vez pensase que su gesto de exaltada indignación lograría conmover y hacer sonar todas las campanas del universo, sin diferencia de razas, credos y costumbres, que todas ellas, sin excepción, lo acompañarían en el toque a difuntos por la muerte de la Justicia, y no callarían hasta que fuese resucitada. Un clamor tal que volara de casa en casa, de ciudad en ciudad, saltando por encima de las fronteras, lanzando puentes sonoros sobre ríos y mares, por fuerza tendría que despertar al mundo adormecido... No sé lo que sucedió después, no sé si el brazo popular acudió a ayudar al campesino a volver a poner los lindes en su sitio, o si los vecinos, una vez declarada difunta la Justicia, volvieron resignados, cabizbajos y con el alma rendida, a la triste vida de todos los días. Es bien cierto que la Historia nunca nos lo cuenta todo...
Supongo que ésta ha sido la única vez, en cualquier parte del mundo, en que una campana, una inerte campana de bronce, después de tanto tocar por la muerte de seres humanos, lloró la muerte de la Justicia. Nunca más ha vuelto a oírse aquel fúnebre sonido de la aldea de Florencia, mas la Justicia siguió y sigue muriendo todos los días. Ahora mismo, en este instante en que les hablo, lejos o aquí al lado, a la puerta de nuestra casa, alguien la está matando. Cada vez que muere, es como si al final nunca hubiese existido para aquellos que habían confiado en ella, para aquellos que esperaban de ella lo que todos tenemos derecho a esperar de la Justicia: justicia, simplemente justicia. No la que se envuelve en túnicas de teatro y nos confunde con flores de vana retórica judicial, no la que permitió que le vendasen los ojos y maleasen las pesas de la balanza, no la de la espada que siempre corta más hacia un lado que hacia otro, sino una justicia pedestre, una justicia compañera cotidiana de los hombres, una justicia para la cual lo justo sería el sinónimo más exacto y riguroso de lo ético, una justicia que llegase a ser tan indispensable para la felicidad del espíritu como indispensable para la vida es el alimento del cuerpo. Una justicia ejercida por los tribunales, sin duda, siempre que a ellos los determinase la ley, mas también, y sobre todo, una justicia que fuese emanación espontánea de la propia sociedad en acción, una justicia en la que se manifestase, como ineludible imperativo moral, el respeto por el derecho a ser que asiste a cada ser humano.
Pero las campanas, felizmente, no doblaban sólo para llorar a los que morían. Doblaban también para señalar las horas del día y de la noche, para llamar a la fiesta o a la devoción a los creyentes, y hubo un tiempo, en este caso no tan distante, en el que su toque a rebato era el que convocaba al pueblo para acudir a las catástrofes, a las inundaciones y a los incendios, a los desastres, a cualquier peligro que amenazase a la comunidad. Hoy, el papel social de las campanas se ve limitado al cumplimiento de las obligaciones rituales y el gesto iluminado del campesino de Florencia se vería como la obra desatinada de un loco o, peor aún, como simple caso policial. Otras y distintas son las campanas que hoy defienden y afirman, por fin, la posibilidad de implantar en el mundo aquella justicia compañera de los hombres, aquella justicia que es condición para la felicidad del espíritu y hasta, por sorprendente que pueda parecernos, condición para el propio alimento del cuerpo. Si hubiese esa justicia, ni un solo ser humano más moriría de hambre o de tantas dolencias incurables para unos y no para otros. Si hubiese esa justicia, la existencia no sería, para más de la mitad de la humanidad, la condenación terrible que objetivamente ha sido. Esas campanas nuevas cuya voz se extiende, cada vez más fuerte, por todo el mundo, son los múltiples movimientos de resistencia y acción social que pugnan por el establecimiento de una nueva justicia distributiva y conmutativa que todos los seres humanos puedan llegar a reconocer como intrínsecamente suya; una justicia protegida por la libertad y el derecho, no por ninguna de sus negaciones. He dicho que para esa justicia disponemos ya de un código de aplicación práctica al alcance de cualquier comprensión, y que ese código se encuentra consignado desde hace cincuenta años en la Declaración Universal de los Derechos Humanos, aquellos treinta derechos básicos y esenciales de los que hoy sólo se habla vagamente, cuando no se silencian sistemáticamente, más desprestigiados y mancillados hoy en día de lo que estuvieran, hace cuatrocientos años, la propiedad y la libertad del campesino de Florencia. Y también he dicho que la Declaración Universal de los Derechos Humanos, tal y como está redactada, y sin necesidad de alterar siquiera una coma, podría sustituir con creces, en lo que respecta a la rectitud de principios y a la claridad de objetivos, a los programas de todos los partidos políticos del mundo, expresamente a los de la denominada izquierda, anquilosados en fórmulas caducas, ajenos o impotentes para plantar cara a la brutal realidad del mundo actual, que cierran los ojos a las ya evidentes y temibles amenazas que el futuro prepara contra aquella dignidad racional y sensible que imaginábamos que era la aspiración suprema de los seres humanos. Añadiré que las mismas razones que me llevan a referirme en estos términos a los partidos políticos en general, las aplico igualmente a los sindicatos locales y, en consecuencia, al movimiento sindical internacional en su conjunto. De un modo consciente o inconsciente, el dócil y burocratizado sindicalismo que hoy nos queda es, en gran parte, responsable del adormecimiento social resultante del proceso de globalización económica en marcha. No me alegra decirlo, mas no podría callarlo. Y, también, si me autorizan a añadir algo de mi cosecha particular a las fábulas de La Fontaine, diré entonces que, si no intervenimos a tiempo -es decir, ya- el ratón de los derechos humanos acabará por ser devorado implacablemente por el gato de la globalización económica.
¿Y la democracia, ese milenario invento de unos atenienses ingenuos para quienes significaba, en las circunstancias sociales y políticas concretas del momento, y según la expresión consagrada, un Gobierno del pueblo, por el pueblo y para el pueblo? Oigo muchas veces razonar a personas sinceras, y de buena fe comprobada, y a otras que tienen interés por simular esa apariencia de bondad, que, a pesar de ser una evidencia irrefutable la situación de catástrofe en que se encuentra la mayor parte del planeta, será precisamente en el marco de un sistema democrático general como más probabilidades tendremos de llegar a la consecución plena o al menos satisfactoria de los derechos humanos. Nada más cierto, con la condición de que el sistema de gobierno y de gestión de la sociedad al que actualmente llamamos democracia fuese efectivamente democrático. Y no lo es. Es verdad que podemos votar, es verdad que podemos, por delegación de la partícula de soberanía que se nos reconoce como ciudadanos con voto y normalmente a través de un partido, escoger nuestros representantes en el Parlamento; es cierto, en fin, que de la relevancia numérica de tales representaciones y de las combinaciones políticas que la necesidad de una mayoría impone, siempre resultará un Gobierno. Todo esto es cierto, pero es igualmente cierto que la posibilidad de acción democrática comienza y acaba ahí. El elector podrá quitar del poder a un Gobierno que no le agrade y poner otro en su lugar, pero su voto no ha tenido, no tiene y nunca tendrá un efecto visible sobre la única fuerza real que gobierna el mundo, y por lo tanto su país y su persona: me refiero, obviamente, al poder económico, en particular a la parte del mismo, siempre en aumento, regida por las empresas multinacionales de acuerdo con estrategias de dominio que nada tienen que ver con aquel bien común al que, por definición, aspira la democracia. Todos sabemos que así y todo, por una especie de automatismo verbal y mental que no nos deja ver la cruda desnudez de los hechos, seguimos hablando de la democracia como si se tratase de algo vivo y actuante, cuando de ella nos queda poco más que un conjunto de formas ritualizadas, los inocuos pasos y los gestos de una especie de misa laica. Y no nos percatamos, como si para eso no bastase con tener ojos, de que nuestros Gobiernos, esos que para bien o para mal elegimos y de los que somos, por lo tanto, los primeros responsables, se van convirtiendo cada vez más en meros comisarios políticos del poder económico, con la misión objetiva de producir las leyes que convengan a ese poder, para después, envueltas en los dulces de la pertinente publicidad oficial y particular, introducirlas en el mercado social sin suscitar demasiadas protestas, salvo las de ciertas conocidas minorías eternamente descontentas...
¿Qué hacer? De la literatura a la ecología, de la guerra de las galaxias al efecto invernadero, del tratamiento de los residuos a las congestiones de tráfico, todo se discute en este mundo nuestro. Pero el sistema democrático, como si de un dato definitivamente adquirido se tratase, intocable por naturaleza hasta la consumación de los siglos, ése no se discute. Mas si no estoy equivocado, si no soy incapaz de sumar dos y dos, entonces, entre tantas otras discusiones necesarias o indispensables, urge, antes de que se nos haga demasiado tarde, promover un debate mundial sobre la democracia y las causas de su decadencia, sobre la intervención de los ciudadanos en la vida política y social, sobre las relaciones entre los Estados y el poder económico y financiero mundial, sobre aquello que afirma y aquello que niega la democracia, sobre el derecho a la felicidad y a una existencia digna, sobre las miserias y esperanzas de la humanidad o, hablando con menos retórica, de los simples seres humanos que la componen, uno a uno y todos juntos. No hay peor engaño que el de quien se engaña a sí mismo. Y así estamos viviendo.
No tengo más que decir. O sí, apenas una palabra para pedir un instante de silencio. El campesino de Florencia acaba de subir una vez más a la torre de la iglesia, la campana va a sonar. Oigámosla, por favor.
Este mundo de la injusticia globalizada

viernes, 28 de marzo de 2008

Grandes Lecciones


Umberto Eco
Para LA NACION
http://www.lanacion.com.ar/Archivo/nota.asp?nota_id=991381

El otro día un entrevistador me preguntó (como lo han hecho muchas veces) cuál era el libro que más influencia había ejercido sobre mi vida. Si en el curso de toda mi vida un solo libro hubiera influido sobre mí más que los otros, yo sería un idiota… como muchos de los que responden a esta pregunta. Hubo libros que fueron decisivos para mí a los veinte años y otros que fueron decisivos a los treinta… y espero con impaciencia el libro que me trastornará a los cien años. Otra pregunta imposible: “¿Quién le enseñó algo que fue definitorio y para siempre en su vida?”. No puedo responder a eso (a menos que diga “papá y mamá”) porque en cada recodo de mi existencia alguien me ha enseñado algo. Podían ser personas que estaban próximas a mí o muertos queridos, como Aristóteles, Santo Tomás, Locke o Peirce. En cualquier caso, he recibido enseñanzas no librescas de las que puedo afirmar, con toda seguridad, que cambiaron mi vida. La primera fue la de la señorita Bellini, mi maravillosa maestra de primaria, quien nos pedía preparar para el día siguiente algunas reflexiones sobre palabras determinadas (como “gallina” o “barco”), a partir de las cuales debíamos elaborar algún relato o fantasía. Un día, invadido por no sé qué demonio, dije que podría crear algo en el momento, a partir de cualquier palabra que me propusiera. Ella me miró desde su escritorio y dijo “libreta”. Dicho ahora, retrospectivamente, podría haber hablado de la libreta de apuntes del periodista, o del diario de viaje de un explorador salgariano, pero con jactancia me subí a la tarima y ni siquiera pude abrir la boca. La señorita Bellini me enseñó entonces que no hay que presumir demasiado de las propias fuerzas. La segunda enseñanza fue la que me transmitió don Celi, el salesiano que me enseñó a tocar un instrumento musical. Parece que ahora quieren consagrarlo santo (no por esta razón, que el abogado del diablo podría usar en su contra). El 15 de enero de 1945 fui a verlo lo más campante y le dije: “Don Celi, hoy cumplo trece años”. El me respondió, con tono áspero: “Muy mal aprovechados”. ¿Qué me quería decir con eso? ¿Que al llegar a esa venerable edad yo debía abocarme a un estricto examen de conciencia? ¿Que no debía esperar elogios por haber cumplido simplemente mi deber biológico? Quizás era tan sólo una manifestación del sentido piamontés de los modales, un rechazo de la retórica, incluso de la felicitación de rigor. Pero creo que don Celi sabía, y me enseñó, que un maestro siempre debe poner en crisis a sus discípulos, y nunca alabarlos más de lo necesario. Después de esa lección, siempre he sido parco para elogiar a los que lo esperaban de mí, salvo casos excepcionales o hechos inesperados. Tal vez con esta conducta he hecho sufrir a algunos y así he desaprovechado no sólo mis primeros trece años, sino también mis primeros setenta y seis. Pero sin duda decidí que la manera más explícita de expresar mi aprobación era no regañar a nadie. Si no regaño, significa que alguien ha hecho algo bien. Siempre me han irritado expresiones tales como “el papa bueno” o “el honesto Zaccagnini”, que permitían pensar que los otros pontífices habían sido malvados y los otros políticos deshonestos. Juan XXIII y Benigno Zaccagnini hacían simplemente lo que se esperaba de ellos, y no había ninguna razón particular para felicitarlos por eso. Pero la respuesta de don Celi también me enseñó a no enorgullecerme demasiado por las cosas que hacía, aunque las hiciera bien, y, sobre todo, a no jactarme. ¿Eso significa que no hay que intentar ser el mejor? Por cierto que no, pero de manera extraña la respuesta de don Celi me reenvía a algo que dijo Oliver Wendell Holmes Jr. y que leí no sé dónde: “El secreto de mi éxito es que desde joven descubrí que no era Dios”. Es muy importante entender que uno no es Dios, y dudar siempre de los propios actos, y pensar siempre que no hemos aprovechado suficientemente los años vividos. Es el único modo de intentar pasar mejor los años que nos quedan. Me pregunto por qué me vienen a la cabeza estas cosas en estos días. Es que se ha iniciado la campaña electoral, y en estos casos, para tener éxito es necesario comportarse un poco como Dios, y decir de las cosas hechas, como el creador después de la creación, que eran “bastante buenas”, y manifestar un cierto delirio de omnipotencia declarándose capaz de hacerlas mejor (mientras Dios se contentó con haber creado el mejor de los mundos posibles). Pero no moralizo: para hacer una campaña electoral hay que actuar así… ¿Se imaginan a un candidato que les dice a los futuros votantes: “Aunque hasta ahora hice mal las cosas, y no estoy seguro de que las haré mejor en el futuro, les prometo que lo intentaré”. No sería elegido. Sin embargo, repito, no lo digo en el sentido de falso moralismo. Sólo que al escuchar los diversos programas de TV sobre los comicios, se me dio por pensar en don Celi.

miércoles, 26 de marzo de 2008

La mirada de ese niño


En la mirada de ese niño
brota infinita tristeza,
su brillo es distinto,
refleja el dolor de la vida.
En sus débiles manos
se posa su cabeza pensativa,
la oscuridad de su rostro
hace temblar mis labios.
Arruga su pálida frente
mientras emite un suspiro,
veo sus brazos desnudos,
tienen huellas de maltrato.
La desdicha lo golpea,
se apagan sus sueños,
no conoce el placer
de las dulces caricias.
La escena me conmueve,
mis lágrimas asoman,
quiero que el amor dibuje
las sonrisas de la infancia.
María Griselda García Cuerva

martes, 25 de marzo de 2008

"La soberbia"

no es grandeza sino hinchazón; y lo que está hinchado parece grande pero no está sano. San Agustin.

“El sentido común es el menos común de los sentidos”

En Carta de Lectores de Semana Maipuense termino de leer una carta de Pablo Sánchez, Guidense preocupado por la ausencia de sentido común. No comparto su análisis sobre el sentido común y muchísimo menos el desagradable enunciado “la población se da cuenta, sin demasiado esfuerzo de intelecto” por que “la población” es la gente de Gral. Guido que también es mi gente, mi familia, mis amigos; pero voy a rescatar parte de su carta.
La noche del trágico accidente que le costo la vida a Sandra Troullet cuenta Pablo “la ambulancia” no estaba dónde debía, “tardo 20 minutos en llegar” al lugar del accidente.
Alerta también Pablo, que el chofer “sale a caminar por las tardes desatendiendo sus funciones…” estas afirmaciones preocupan y me obligan a preguntar: ¿Sólo un chofer cubre la ambulancia las 24 horas los 365 días del año?. Si esto es así, es un despropósito. Y me hago cargo de lo que digo. La población de Guido debe contar con “esa Ambulancia disponible las 24 hs.” para trasladar cualquier urgencia hasta las vecinas localidades de Dolores o Maipú, y si esto no se cumple, alguien tiene que responder.
Una pregunta da lugar a otra, y a otra, y a otra… Cuando el médico de guardia se traslada con una emergencia a Dolores o Maipú, ¿quién queda a cargo de la Guardia de la Unidad Sanitaria?, ¿Hay otra ambulancia?. Haciendo deportes o actividades recreativas se pueden producir lesiones severas, o simplemente sucede un accidente casero. Por desconocimiento, queriendo ayudar, subimos al accidentado a un auto particular y lo lastimamos más.
Pablo Sánchez dice que "La Ambulancia no es un remis, ni un vehiculo de paseo", le pertenece al pueblo de General Guido y está destinada para cubrir las necesidades de los Guidenses. Dice bien, yo suscribo y agrego que la Unidad Sanitaria debe responder ante una emergencia, para eso tiene que contar con recurso humano y estar debidamente equipada, la ambulancia es parte del equipamiento, su lugar está en la puerta de la Unidad Sanitaria o en el traslado que la haya requerido ni un kilómetro más. Tranquilícense, no vivo en Gral Guido, y enójense, si eso los hace sentirse mejor. Humildemente creo deben reclamar con fuerza, y la fuerza nace de la unión de todos. Sin distinción de color político. Nada tienen que ver “las ideas” de las que habla Pablo en su carta. Los que me conocen, saben como pienso, saben también que cuando me han dicho en Guido falta un Hospital, digo, No, no es tan sencillo. Cuiden sí, la Unidad Sanitaria que es irreemplazable para la comunidad. Protéjanla denunciando las irresponsabilidades, vengan de donde vengan.
Lamento que nada diga en su carta Pablo Sánchez de que la autovía no tiene iluminación en el tramo de ruta que abarca la zona urbana. El Sentido común es el menos común de los sentidos. ¿Cual es el costo de colocar luminarias desde el monte de Cepeda hasta la caminera o hasta el cruce del camino a Santo Domingo, ¿Cuánto costaría hacer una bicisenda hasta la YPF?. Comentaba Maria Guebara hace pocos días. Hice mías esas preguntas y averigüe por mi lado. Y, ¡Sorpresa! se puede, ¡claro que se puede, todo se puede! Pero necesitamos que todos apoyen estos reclamos. ¡Cuanto podemos hacer si usamos el sentido común y nos juntamos! Y pedimos lo que por derecho nos corresponde.
Ustedes se preguntan Por que insisto, por que no me callo.
¿Quieren saber porqué? Por que como los patos no he perdido el sentido común.

“Para salvarnos, juntarnos. Como los dedos en la mano. Como los patos en el vuelo. Tecnología del vuelo compartido: el primer pato que se alza abre paso al segundo, que despeja el camino al tercero, y la energía del tercero levanta vuelo al cuarto, que ayuda al quinto, y el impulso del quinto empuja al sexto, que presta fuerza al séptimo. Cuando se cansa el pato que hace punta, baja a la cola de la bandada y deja su lugar a otro, que sube al vértice de esa uve invertida que los patos dibujan en el aire. Todos se van turnando, atrás y adelante. Según mi amigo Juan Díaz Bordenave, que no es patólogo pero sabe de patos, ningún pato se cree superpato por volar adelante, ni subpato por marchar atrás. Los patos no han perdido el sentido común”
Eduardo Galeano
Elogio del sentido común
Palabras dichas el 12 de mayo de 2004, en la apertura de los Diálogos del Fórum de Barcelona
http://www.rebelion.org/cultura/040519eg.htm

lunes, 24 de marzo de 2008

Elegía para Claudia


Pollera a cuadros y tacones bajos
y la imagen del “CHE” puesta en la vincha.
Defender ideales: la amenaza
que el sistema perverso suponía.

Tenías diecisiete y un otoño
al volver del colegio, en una esquina
te esperaban las garras delatoras
del poder que esas bestias ejercían.

Cuando evoco tus ojos color miel
aún siento que su brillo me ilumina.
Tus sueños eran tantos y se fueron
tras la espera final de la utopía.

Cercenado en el alba tu capullo
ha de brotar fecundo en mil semillas
sin hojas de perdón, más invencibles
vivirán con tu savia florecida.

Te he buscado rasgando con mis uñas
este silencio atroz que se empecina
en responder al llanto que las hienas
decidieron que fluya día a día.

En nombre de qué lucha, de qué historia
sin reparos segaron tantas vidas.
Son más de treinta mil, que aún esperan
el acto singular de la justicia

Ahora he comprendido y, sin embargo
mi corazón espera todavía
que un viento justo agite los escombros
que han cubierto tamaña felonía.

Norma Ester Montenegro

Día de la Memoria





Afiche enviado por Diego Sachella

domingo, 23 de marzo de 2008

Tu Camino


Tu camino no es recto
según nuestra ingeniería.
Se tuerce de repente
en medio de la noche,
en busca de una oveja perdida
en un callejón oscuro
de traficantes baratos.
Tu camino no tiene plazo fijo
para ser inaugurado,
ni calendario de político.
Pierdes horas derramadas
en la frente de un asaltado
al borde del camino,
de un hombre cazado
por el ron y la amargura,
de un drogadicto adolescente
escapado de la casa,
que te obligan a cambiar
tu itinerario.
Tu camino no es ancho
como nuestras pistas de alta velocidad,
florecidas de marcas comerciales
como un nuevo paraíso orginal,
multicolores serpientes publicitarias
y frutos para sentirnos como dioses,
y riesgos de exhibición
que dan vueltas sobre sí misma
sin llegar a ninguna parte.
Tu camino no siempre es un éxito.
A veces naufraga en el mar
en una ola de emigrantes clandestinos,
o queda atropellado niño
en la esquina del semáforo,
con su esponja de limpiar cristales
todavía húmeda en la mano.
Tu camino es lento.
Avanzas con todo un pueblo,
con su cabeza endurecida
por esclavitudes programadas
y sus miedos viejos
a sueños, espíritus y amos,
atados a los pies y la memoria.
No te olvidas de ningún grupo
perdido en los escondrijos
de los archivos y los mapas.
Tu camino es desconcertante.
Se pierde en cañadas oscuras
donde apenas se oye el ruido
de tu cayado de pastor contra las piedras.
Baja a las galerías del carbón
en busca del minero silencioso.
Se hunde en la noche de los contemplativos
atrapados en su celda inmóvil.
Tu camino empieza de nuevo
donde lo conocido acaba.
No vuelve hacia el ayer marchitado
de la belleza o del aplauso,
de la lección sabida,
del hogar infantil,
de la placa de reconocimiento
en el álbum de la crónica social.
Tu camino se hace tierno
en oasis de hierba verde
y de agua que corre gratuita,
de canto libre en cuerpos doloridos,
de alimento que pasa de mano en mano.
Aquí se apagan las bocinas comerciales
y no acuden con bandejas brillantes
los sirvientes de lazo negro
y de sonrisa de paga blanca.
Tu camino se gesta en lo escondido,
en laboratorios que aceptan
el desafío del futuro y de la muerte,
en la soledad de las bibliotecas,
en el silencio austero del místico,
en las noches en vela de la madre joven
que defiende su pequeña esperanza enferma,
en la reunión clandestina
de unos campesinos pobres
que planifican sus protestas y sus siembras,
en el discernimiento nocturno
de la decisión justa y honesta
que no tiene donde reclinar la cabeza.
Tú eres el camino,
siempre delante,
huellas recientes de pies descalzos
de hombre pobre y mirada gratis,
guía libre, sin equipaje de lujo
ni marcas comerciales en la espalda.
En la historia, sigues con nosotros.
Resucitado, ya llegaste.
Y como el centro de la rueda
convocas todos los rayos a tu encuentro,
caminos diferentes y dispersos,
y al converger todos hacia ti,
unos a los otros no acercas.
Benjamín González Buelta SJ (La transparencia del barro)

jueves, 20 de marzo de 2008

La ecuanimidad del historiador

Estimada Liliana, leí que el próximo 28 de marzo festejarán el aniversario de fundación de Guido. De acuerdo con lo que he investigado, esa fecha no es la real, pues la Ley 1.629 que autorizó la "creación de 12 pueblos", entre ellos uno para cabecera de Vecino, fue sancionada el 18 de mayo de 1883 y promulgada el 28 de mayo, creo allí hubo una equivocación en la grafía y en vez de mayo se tomó marzo. Yo le mostré una vez al Intendente Loubet la ley, pero como ya está la placa con esa fecha quedó así.
Otro pequeño error está en la fecha de creación del partido de Vecino. No fue el 20 de diciembre de 1839, sino el 25 de diciembre de ese año. El 20 de diciembre el coronel del Valle presentó la propuesta de formación de nuevos partidos de campaña a Rosas y éste, firmó el decreto el 25 de diciembre, y sabemos que sin la firma de Rosas nada tenía valor.
Atentamente
Juan Carlos Pirali


La historia es pasible de ser revisada. Gracias Juan Carlos, muchísimas gracias por su colaboración.

miércoles, 19 de marzo de 2008

"El acto de leer"

Me dice Diego: Lili, tu útlima entrada me generó la presencia del 'acto de leer' y como no da mi tiempo para escribir algo al respecto, recurrí a 'Google' y encontré este pasaje que sería un placer que aceptaras como colaboración, cito la pág para que nada se parezca a un robo. http://antoncastro.blogia.com/2007/011303-alberto-manguel-el-acto-de-leer-.php
Un abrazo, con este espíritu de encuentro que inevitable y gratificantemente nos invade a todos a partir de las celebraciones que los religiosos católicos proponen para estos días. DS

Aquí les dejo la colaboración de Diego Sachella

ALBERTO MANGUEL: EL ACTO DE LEER*
María Luisa Blanco, a quien conocí hace algunos años y de quien conservo un magnífico recuerdo, ha entrevistado para “El País” en Mondion, Francia, a Alberto Manguel (Buenos Aires, 1948), uno de mis escritores-incitadores favoritos. Manguel, autor de la Guía de lugares imaginarios (Alianza Editorial, 1992), dice algunas cosas muy bonitas. -Recuerda que Aby Wargburg, que poseyó una Biblioteca Circular, tenía este lema: “Vive y no me hagas daño”. El lema que preside su biblioteca de Le Presbytère (Mondion) es: “Lee lo que quieras”. -Acerca de la rebeldía, afirma que la lectura es un acto de rebeldía. “Siempre lo ha sido. Primero porque valora la acción y no la inacción, y porque conduce a la reflexión y eso siempre es peligroso. Y porque a través de la lectura empezamos a conocer quiénes somos. En el futuro, leer será no sólo un acto de rebeldía, sino también un acto de supervivencia. Si como lectores nos resignamos a que nos impidan leer la buena literatura nos vamos a condenar a ser menos humanos. Ya estamos al borde de la catástrofe porque hemos destruido el mundo natural y ahora estamos haciendo todo lo posible para destruir el mundo intelectual”.
-“El amor por la lectura es algo que se aprende pero no se enseña. De la misma manera que nadie puede obligarnos a enamorarnos, nadie puede obligarnos a leer un libro. Son cosas que ocurren por cosas misteriosas, pero de lo que sí estoy convencido es que a cada uno de nosotros hay un libro que no espera. En algún lugar de la biblioteca hay una página que ha sido escrita para nosotros”.
*La foto es de Olivier Roller.
13/01/2007 21:20

Nota original publicada en el diario El Pais
http://www.elpais.com/articulo/cultura/Leer/sera/futuro/acto/rebeldia/elpepucul/20070113elpepicul_3/Tes

martes, 18 de marzo de 2008

Las esperas se hacen menos largas cuando leemos...

Las distancias no miden lo mismo de noche y de día.
A veces hay que esperar la noche para que una distancia se acorte.
A veces hay que esperar el día.
Por otra parte la oscuridad
o la luz teje de tal manera
en ciertos casos el espacio
y sus combinaciones
que los valores se invierten:
lo largo se vuelve corto,
lo corto se vuelve largo.
Y además, hay un hecho:
la noche y el día no llenan igualmente el espacio,
ni siquiera totalmente.
Y no miden lo mismo las distancias llenas y las distancias vacías.
Como tampoco miden lo mismo las distancias entre las cosas grandes
y las distancias entre las cosas pequeñas.

Roberto Juarroz. La Distancia
Poeta argentino nacido en Coronel Dorrego en 1925 y fallecido en 1995.
http://amediavoz.com/juarroz.htm#LAS%20DISTANCIAS
¿La foto?, un pasisaje de los tantos capturados por los viajeros vaya una a saber dónde.

lunes, 17 de marzo de 2008

El Nazareno

A sufrir en la cruz hasta la muerte
forzaron a tu ser escarnecido:
mas gozaron del cielo prometido
aquellos que lograron ofenderte.

No dudaste un instante al ofrecerte
para salvar a todo arrepentido,
en un gesto de amor inmerecido
que transporta a la gloria de quererte.

Asevera la pena del calvario
tu imagen revelada en el sudario.
Te rogamos Jesús fervientemente

nos perdones la afrenta cometida
para llegar a ti sinceramente
con el alma en verdad agradecida.

Norma Ester Montenegro

viernes, 14 de marzo de 2008

Tiempo de reflexión

"¿Quén decís que soy?
Hace dos mil años un hombre formuló esta pregunta a un grupo de amigos (Evangelio de San Marcos 8, 27). Y la historia no ha terminado aún de responderla. El que preguntaba era simplemente un aldeano que hablaba a un grupo de pescadores. Nada hacía sospechar que se tratara de alguien importante. Vestía pobremente. Él y los que le rodeaban eran gente sin cultura, sin lo que el mundo llama "cultura". No poseían títulos ni apoyos. No tenían dinero ni posibilidades de adquirirlo. No contaban con armas ni con poder alguno. Eran todos ellos jóvenes, poco más que unos muchachos, y dos de ellos -uno precisamente el que hacía la pregunta- morirían antes de dos años con las más violentas de las muertes. Todos los demás acabarían, no mucho después, en la cruz o bajo la espada. Eran, ya desde el principio y lo serían siempre, odiados por los poderosos. Pero tampoco los pobres terminaban de entender lo que aquel hombre y sus doce amigos predicaban. Era, efectivamente, un incomprendido.
Los violentos le encontraban débil y manso. Los custodios del orden le juzgaban, en cambio, violento y peligroso. Los cultos le despreciaban y le temían. Los poderosos se reían de su locura. Había dedicado toda su vida a Dios, pero los ministros oficiales de la religión de su pueblo le veían como un blasfemo y un enemigo del cielo. Eran ciertamente muchos los que le seguían por los caminos cuando predicaba, pero a la mayor parte les interesaban más los gestos asombrosos que hacía o el pan que les repartía que todas las palabras que salían de sus labios. De hecho todos le abandonaron cuando sobre su cabeza rugió la tormenta de la persecución de los poderosos y sólo su madre y tres o cuatro amigos más le acompañaron en su agonía.
La tarde de aquel viernes, cuando la losa de un sepulcro prestado se cerró sobre su cuerpo, nadie habría dado un céntimo por su memoria, nadie habría podido sospechar que su recuerdo perduraría en algún sitio, fuera del corazón de aquella pobre mujer -su madre- que probablemente se hundiría en el silencio del olvido, de la noche y de la soledad.
Y... sin embargo, veinte siglos después, la historia sigue girando en torno a aquel hombre. Los historiadores -aún los más opuestos a él- siguen diciendo que tal hecho o tal batalla ocurrió tantos o cuantos años antes o después de él. Media humanidad, cuando se pregunta por sus creencias, sigue usando su nombre para denominarse. Dos mil años después de su vida y muerte, se siguen escribiendo cada año más de mil volúmenes sobre su persona y doctrina. Su historia ha servido como inspiración para, al menos, la mitad de todo el arte que ha producido el mundo desde que él vino a la tierra. Y, cada año, decenas de miles de hombres y mujeres dejan todo - sus familias, sus costumbres, tal vez hasta su patria - para seguirle enteramente, como aquellos doce primeros amigos.
¿Quién, quién es este hombre por quien tantos han muerto, a quien tantos han amado hasta la locura y en cuyo nombre se han hecho también -¡ay!- tantas violencias? Desde hace dos mil años, su nombre ha estado en boca de millones de agonizantes, como una esperanza, y de millares de mártires, como un orgullo. ¡Cuántos han sido encarcelados y atormentados, cuántos han muerto sólo por proclamarse seguidores suyos! Y también -¡ay!- ¡cuantos han sido obligados a creer en él con riesgo de sus vidas, cuantos tiranos han levantado su nombre como una bandera para justificar sus intereses o sus dogmas personales! Su doctrina, paradójicamente, inflamó el corazón de los santos y las hogueras de la Inquisición. Discípulos suyos se han llamado los misioneros que cruzaron el mundo sólo para anunciar su nombre y discípulos suyos nos atrevemos a llamarnos quienes -¡por fin!- hemos sabido compaginar su amor con el dinero.
¿Quién es, pues, este personaje que parece llamar a la entrega total o al odio frontal, este personaje que cruza de medio a medio la historia como una espada ardiente y cuyo nombre -o cuya falsificación- produce frutos tan opuestos de amor o de sangre, de locura magnífica o de vulgaridad? ¿Quién es y qué hemos hecho de él, cómo hemos usado o traicionado su voz, qué jugo misterioso o maldito hemos sacado de sus palabras? ¿Es fuego o es opio? ¿Es bálsamo que cura, espada que hiere o morfina que adormila? ¿Quién es? ¿Quién es? Pienso que el hombre que no ha respondido a esta pregunta puede estar seguro de que aún no ha comenzado a vivir. Gandhi escribió una vez: "Yo digo a los hindúes que su vida será imperfecta si no estudian respetuosamente la vida de Jesús". ¿Y qué pensar entonces de los cristianos -¿cuántos, Dios mío?- que todo lo desconocen de él, que dicen amarle, pero jamás le han conocido personalmente?
Y es una pregunta que urge contestar porque, si él es lo que dijo de sí mismo, si él es lo que dicen de él sus discípulos, ser hombre es algo muy distinto de lo que nos imaginamos, mucho más importante de lo que creemos. Porque si Dios ha sido hombre, se ha hecho hombre, gira toda la condición humana. Si, en cambio, él hubiera sido un embaucador o un loco, media humanidad estaría perdiendo la mitad de sus vidas.
Conocerle no es una curiosidad. Es mucho más que un fenómeno de la cultura. Es algo que pone en juego nuestra existencia. Porque con Jesús no ocurre como con otros personajes de la historia. Que César pasara el Rubicón o no lo pasara, es un hecho que puede ser verdad o mentira, pero que en nada cambia el sentido de mi vida. Que Carlos V fuera emperador de Alemania o de Rusia, nada tiene que ver con mi salvación como hombre. Que Napoleón muriera derrotado en Elba o que llegara siendo emperador al final de sus días no moverá hoy a un solo ser humano a dejar su casa, su comodidad y su amor y marcharse a hablar de él a una aldehuela del corazón de África.
Pero Jesús no, Jesús exige respuestas absolutas. Él asegura que, creyendo en él, el hombre salva su vida e, ignorándole, la pierde. Este hombre se presenta como el camino, la verdad y la vida (Juan 14, 6). Por tanto -si esto es verdad- nuestro camino, nuestra vida, cambian según sea nuestra respuesta a la pregunta sobre su persona. ¿Y cómo responder sin conocerle, sin haberse acercado a su historia, sin contemplar los entresijos de su alma, sin haber leído y releído sus palabras?"


Vida y misterio de Jesús de Nazaret. J. L. Martín Descalzo

José Luis Martín Descalzo. (Madridejos, 1930-Madrid, 1991) Sacerdote y escritor español. Periodista, dirigió las revistas Vida Nueva y Blanco y Negro. Su obra está impregnada de optimismo y esperanza evangélica. Es autor de novelas (La frontera de Dios, premio Nadal 1956; Lobos, perros y corderos, 1978), ensayos (Un periodista en el concilio, 1962-1965; Razones para la esperanza, 1984) y obras dramáticas (La hoguera feliz, 1962; A dos barajas, 1972; Las prostitutas os precederán en el reino de los cielos, 1986). http://www.biografiasyvidas.com/biografia/m/martin_descalzo.htm

miércoles, 12 de marzo de 2008

...un puente es siempre un puente.

Andaba…¡Boyando! en Internet cuando encallé en El Mensajero
http://www.diario-elmensajero.com.ar/ ¡Estoy en La Salada Grande, en “El Divisadero”, llegue a General Madariaga!. Las casualidades soplaron fuerte para arrimarme a este puerto y como siempre que ellas, orientan mi rumbo es por algo, sin tardanza, comencé a leer, buscando, "un puente".
Cómo corresponde recuerdo algunos viajes a Madariaga, allá por los años 60, tema para La Gallineta digo y sigo buceando en El Mensajero de la costa y así descubro estos blogs que les traigo, no fueron actualizados últimamente, una pena, igual dejé mi comentario para que ellos, Cristian Olivera y Leonardo Coria puedan encontrarnos y arrimarse a nuestra rueda

http://crisolivera.blogspot.com/
Si alguna vez


Si alguna vez
renuncio a mis sueños
o si se caen mis memorias,
y si mi fe se hunde en el abismo que combate,
y, más aún, si en el ciclo del tiempo
mis agujas no avanzan.
Si mi barca se detiene...Me bastará tu mirada
para recuperarlo todo.
Y si se esboza mi futuro
en un discurso iracundo
e injusto de la vida
o se corrompe el plan de mi destino...
una vez más tu mirada
podrá cambiarlo todo.

http://leonardocoria.blogspot.com/

La Palabra
Las palabras mueren en el olvido,
agonizan previamente en el espacio;
suelen ser fortalezas personales
en los embates dados al prójimo.
Las palabras no son materia,
pero paradójicamente, bien podrían
ser sustancia del ser que las pronuncia,
si en él, se les hicieran causa.
No hay palabras en vano,
la certeza de su utilidad
la tiene quien las pronuncia y no quien las recepciona.
Dios dio la palabra a su hijo,
Jesús la dio a vuestro pueblo,
mas los fieles le oyeron,
y el cómo lo hicieron, está a la vista.
El mundo llama a los asesinatos en masa
simplemente “guerra,”
las pestes, hambrunas y cóleras
las llaman “selección natural”.



Visiten Gral. Madariaga http://www.madariaga.gov.ar/

lunes, 10 de marzo de 2008

A raíz del desastre en Dolores

escucho y leo:"¿En qué manos estamos?" , en referencia a los choferes de micros de larga distancia.Y sigo escuchando y leyendo: "En manos de gente inescrupulosa e irresponsable, verdaderos homicidas al volante que vulneran el derecho a la vida poniéndonos en el límite entre la vida y la muerte".Y yo acuerdo, pero agrego: "Al volante de la sociedad toda,es que hay inescrupulosos e irresponsables".Los choferes son un resultado más de un esquema de elección de sueldos, haberes, horarios a cumplir, de velocidades y de reglamentos aprobados por los legisladores y los ejecutivos que votamos,de estados físicos y emocionales a los que ninguna empresa atiende y de tantos etcéteras que la responsabilidad -para los cortos de vista- se diluye o se confunde.Los choferes son las caras visibles del horror. Esas caras que uno necesita demonizar para calmar la desazón existencial que producen estos eventos.Pero,tras la desazón y la angustia, pongámonos los pantalones largos:es necesario que logremos comprender que es el Estado quien decide dónde,cómo y a quién destina los fondos que recauda y quien decide las estrategias de control que no permiten que actividad privada alguna transgreda la ley, único invento humano que intenta acoger a todos en un territorio nacional.Todos aquellos espacios y actores que el Estado olvida devienen espacios y actores peligrosos para todos los que habitamos su territorio ancional.El Estado es,cotidianamente, sus autoridades legisladoras,ejecutivas y judiciales, cuyas decisiones nos incumben porque nos modifican a diario.Si hay "gente inescrupulosa e irresponsable, verdaderos homicidas al volante" no los busquemos -¡otra vez!- en uno de los últimos eslabones de la cadena de las responsibilidades cívicas.
Diego Sachella
diegosachella@hotmail.com

domingo, 9 de marzo de 2008

¿Hasta cuando?




¿En qué manos estamos?
En las manos de gente inescrupulosa e irresponsable, verdaderos homicidas al volante que continuamente vulnera el derecho a la vida de todos nosotros, poniéndonos en el límite justo entre la vida y la muerte.
La imprudencia y la irresponsabilidad de quienes conducían el destino de más de sesenta almas, cruzando el límite de lo prohibido, cometiendo un acto asesino; cruzando una barrera baja, un límite impuesto para la seguridad de todos.
Lamento profundamente que el gobernador Scioli haya decretado asueto para el día lunes, un día sin clases no nos sirve, un día sin oficina tampoco. Quizá habrá gente que hoy saldrá hasta el amanecer porque ninguno de sus familiares estuvo en la tragedia de Dolores, quizá los chicos hoy vean el Cartoon Network hasta las dos de la madrugada porque mañana no van al cole, quizá los restaurantes hoy parezcan un domingo de fin de semana largo… entonces, de que nos sirve un asueto? todos somos concientes de que se debe a un duelo por una tragedia que viene de manos irresponsables? todos tienen la oportunidad de comentar en sus casas por qué mañana no vamos al colegio o a la oficina? No, claro que no; no todos… ¿No hubiera sido mejor que en lugar de un asueto por duelo hubieran pensado en una jornada dedicada a la reflexión y a la educación vial? , porque los chicos siguen siendo el futuro, como en todas las épocas ellos son el futuro. Son futuros conductores de micros, de coches, de combis escolares, de motos de delivery, ellos son los que el día de mañana determinarán el cambio de conciencia para poder salir de esta cruel realidad, ellos son los que nos ayudarán a comprender a los mayores nuestro lugar en esta sociedad.
Desde nuestro lugar es imperioso un cambio cultural, de modos y de mecanismos de acción, pero desde el Estado debería ser irrenunciable el acompañamiento en este cambio.
No nos sirve tomarnos un fin de semana largo señor Gobernador, nos sirve juntarnos a charlar de nosotros, como sociedad, como pueblo, sobre nuestros actos y nuestras conductas.
Nos sirve unirnos para repudiar a los inescrupulosos e irresponsables.
Nos sirve enseñarles a nuestros hijos, a nuestros sobrinos, a nuestros menores y a nuestros mayores también, que solo cambiando se puede evolucionar y el cambio sólo se puede lograr desde la toma de conciencia.
Nos sirve que nuestros gobernantes, desde la mayor a la menor escala se tomen en serio de una vez por todas nuestras vidas, porque nosotros, los de abajo, vamos a laburar en bici, en micro o en subte, mientras ellos se toman un auto con chofer, con permiso de libre circulación y estacionamiento o un helicóptero y corren poco o ningún riesgo y nosotros, los de abajo somos los que soportamos el fastidio, el ahogo y la tragedia diaria.
Basta de impunidad, basta de indiferencia política, basta de familias destruidas, basta de hijos sin padres y de padres sin hijos, es hora de que se dejen de joder y se pongan el sayo que por obligación e investidura les cabe indefectiblemente.
En memoria de todas y cada una de las víctimas de tránsito y en pedido de urgentes medidas de acción por partes de los gobernantes nacionales, provinciales y municipales.
Por la iluminación de la Autovia 2 a la altura de la zona urbana de General Guido y por una justa y coherente aplicación de medidas de tránsito y educación vial.
Un fuerte abrazo desde mi más profunda tristeza…
Fe de erratas: finalmente luego comprobé que el lunes no era asueto, solo se decretó el duelo. Entonces seguramente hoy podamos discutir todo esto que pasó. Y reflexionar como comenta Diego quienes son los responsables y en manos de quienes estamos.
Y agrego: ciertamente los choferes nos son los únicos culpables de estos hechos pero sí les cabe la responsabilidad del decir basta. Si las condiciones no están dadas para que pongan bajo su accionar la vida de otros, son ellos y nosotros todos los que debemos decir basta. Es verdad que todo proviene de la desatención y el desinterés de los legisladores y funcionarios, pero también está en nosotros poder decidir nuestro límite... si vamos a una fiesta y bebimos más de la cuenta, sabemos o debemos saber que no podemos conducir de regreso a casa, entonces decimos NO a manejar y le damos el volante a otra persona o nos tomamos un taxi, siendo verdaderamente reponsables con nuestra vida y la de otros; entonces si los choferes saben que no se encuentran en condiciones óptimas de manejo, por qué lo hacen? Cuál es nuestra responsabilidad como seres humanos? Hasta donde podemos decir que podemos? Todos los involucrados debemos ponernos el sayo que indefectiblemente nos cabe...
Saludos.

sábado, 8 de marzo de 2008

Si naciste mujer...

Les quiero regalar este poema en el Día Internacional de la Mujer, deseándoles un muy feliz día y recordándoles todo lo que implica ser y sentirse mujer. Un abrazo...



Si naciste mujer sabrás de sobra
que vivirás siempre en la cornisa,
dejándote llevar por una tibia brisa
y balanceándote altiva en la zozobra.

Si naciste mujer tu piel palpita,
como late tu hijo en tus entrañas,
completando el enigma de la vida,
con pasión y valor,
tu propia hazaña.

Si naciste mujer te brotarán raíces
desde la esencia misma de tu centro.
Flores y mariposas curarán cicatrices
germinando inspiradas desde adentro.

Si naciste mujer sabrás entonces
que eres un regalo soberano.
Acariciarás la vida de los tuyos
y tiernamente tenderás tu mano.

Perdurará en el tiempo tu tibieza
y podrás completarte y poseerte
conservando por siempre en tus entrañas:
un alma de mujer,
un corazón de madre,
y una integridad imperturbable en la tristeza.
María

...Y llegaron más saludos




Los Amigos del Museo Kakel Huincul de la Vecina ciudad de Maipú, llegan con esta tarjeta para desearnos

¡¡¡Muy Feliz Día







Griselda Garcia Cuerva desde Dolores nos envía esta rosas y un cariñoso
¡Muy feliz día de la mujer!
Besos.
Griselda







Un saludo desde Quilmes de la Guidense por adopción, Laura Tredentti.

Y Desde Entre Rios, Tucumán, Río Gallegos, Ayacucho, Chascomus,Tandil... Colombia, Uruguay, Chile...Mar del Plata, Villa Gesell, España... Ciudad Autónoma, La Plata, Venezuela, Salto, Bahia Blanca...




A todos Muchísimas Gracias!!!

Hoy, en el Día Internacional de la Mujer

Norma Ester Montenegro nos dice:
Mujer

Juega en sus labios una canción cuando trajina
ocupando su tiempo en tareas de la casa
y obviando el sinsabor por la moneda escasa
aumenta su eficacia en lucirse en la cocina.

Entre plancha y pañales a veces imagina
que ser esposa y madre la enciende como brasa;
para brindar tibieza mientras la vida pasa
colmando los anhelos de su alma cristalina.

Como perlas dispersas que enhebra decidida
también tienen su espacio vocaciones y sueños
mas al ver a los suyos se siente complacida

de poder ofrecerles sus dones hogareños.
Ha elegido a sabiendas cumplir el compromiso
de ser ¡Ama de Casa! en su amado paraíso.






Desde Gral. Guido la Escuela de Fútbol Infantil Héctor Barragán nos envía esta tarjeta
Elige una mujer de la cual puedas decir:
“Yo hubiera podido buscarla mas bella,
pero no mejor”.
Una mujer hermosa agrada a la vista,
una mujer buena agrada al corazón
la primera es una joya, la segunda un tesoro.
Feliz Día!!



No pude traerlo como llegó a mi correo, algo estoy haciendo mal, pero quería que estuviera aquí ahora ¡Gracias muchísimas Gracias, Miguel!




Los invito a releer el poema de Gabriela Urrutibehety “Cuerpo de Mujer” el que pase a buscar por La rosa Brindada y publiqué aquí el 15 de Febrero.

Después viajen a Cuba, busquen en El Patio Criollísimo de Osmaira "Mujer…Flor Divina".

Para cuando regresen, aquí los espera Mario Benedetti y... Si Dios fuera mujer

¿Y si Dios fuera una mujer?
Juan Gelman
¿Y si dios fuera una mujer?
pregunta juan sin inmutarse
vaya vaya si dios fuera mujer
es posible que agnósticos y ateos
no dijéramos no con la cabeza
y dijéramos sí con las entrañas
tal vez nos acercáramos a su divina desnudez
para besar sus pies no de bronce
su pubis no de piedra
sus pechos no de mármol
sus labios no de yeso
si dios fuera mujer la abrazaríamos
para arrancarla de su lontananza
y no habría que jurar
hasta que la muerte nos separe
ya que sería inmortal por antonomasia
y en vez de transmitirnos sida o pánico
nos contagiaría su inmortalidad
si dios fuera mujer no se instalaría
lejana en el reino de los cielos
sino que nos aguardaría en el zaguán del infierno
con sus brazos no cerrados
su rosa no de plástico
y su amor no de ángeles
ay dios mío dios mío
si hasta siempre y desde siempre
fueras una mujer
qué lindo escándalo sería
qué venturosa espléndida imposible
prodigiosa blasfemia.
Mario Benedetti

jueves, 6 de marzo de 2008

Más notiguidos

Corresponsalía Km 249
¡Hola! De nuevo en la huella, hecho una sopa por tanta lluvia y humedades de la última semana, pero con ganas de degustar unos ricos amargos, de estos que son concebidos a corazón y mucho afecto. Aquí estoy con el álbum de María Belén Capitán, mi sobrina, hija de mi fallecido hermano Carlos Alberto Capitán y de Bernardina Reinoso



Las fotos corresponden a algunos de sus trabajos, los que le merecieron la medalla de oro en la Edición de los TJB Edición 2007 en la modalidad "Trabajos en Platería", no se si podrán apreciarlos bien porque soy un fotógrafo bastante “chambon” pero prometo conseguir la foto de la Final los Torneos Bonaerenses Edición 2006 en Mar del Plata, dónde podrán apreciar el cuchillo "desaparecido", y sentir "Orgullo Guidense" por esta Artesana. Cuando digo cuchillo desaparecido, digo bien, es por que el año pasado en la Exposición del Centro Cultural de la Plata, "el cuchillito" se esfumó, ¡una vergüenza!. Hasta hoy nada se sabe, nadie se hace cargo... “todos buenos paisanos ¿vio?...pero el cuchillito. DESAPARECIO!!!
Es un placer presentarles a esta muy buena artesana y mejor sobrina, representante Guidense en tan importante evento Provincial, quería que la conocieran, que supieran de ella. Para mi sentir Belen es muy poco reconocida en nuestra comunidad, ella merece que la conozcan y estar en esta rueda de amigos.
Hace unos días atrás General Guido se vistió de luto al cegarse la vida de una joven de 21 años, Sandra Troullet, iba en su bicicleta por la Autovia 2 a trabajar en la Estación del Servicio que esta sobre la Autovia y fue arrollada por un camión, María Belén, iba con ella tuvo “la suerte” de salir ilesa del accidente, pero los daños colaterales… imagínenlos ustedes. Sandra dejó una hijita de 7 años y algunas preguntas.

Fue el destino, pero más allá de la fatalidad se hace necesario preguntamos ¿No debería estar iluminada la Autovia 2, en ese tramo?.
La Autovía 2 a la altura de General Guido no está iluminada, la implementación de esta medida vial sortearía este tipo de “fatalidades” En otros puntos, a lo largo sus 400 km. los vecinos, se han unido ante casos similares, han paralizado la circulación vehicular solicitando cruces peatonales, nuestra Ciudad no necesita puentes, ni distribuidoras, necesitamos sí, iluminación. Veríamos con agrado que se arbitraran los medios necesarios a fin de iluminar el tramo comprendido a la altura de nuestro pueblo. Son muchos los que trabajan en la Estación de Servicio, muchos más durante la época estival. "Para que ninguno de los muchos anden disputándole a la muerte” la iluminación de la Autovia 2 es muy necesaria.
Cuento con todos los materos para difundir este mensaje.

Un abrazo Guidense y hasta la próxima
Miguel Capitan

Noticias desde Gral. Guido

La Profesora Juliana Martínez me cuenta que abrió el CEF de General Guido y que ella se ha hecho cargo de la Secretaría (había rendido para ese cargo hace varios meses en Dolores) Por supuesto que la felicité, vuelvo a hacerlo desde aquí, deseándole todo el éxito en la gestión.
A decir verdad estaba bastante desinformada sobre CEF y aquí, en la página de la Provincia http://www.gba.gov.ar me voy enterando de la importancia de estos Centros de Educación Física, veo los logos de alguno de ellos (Dolores, Gral. Lavalle, Olavarría...) imagino que ya estarán preparando el de Guido ¿Verdad?.
Con Juliana estamos conectadas por lo que no dudo que nos mantendremos informados sobre las próximas actividades del CEF. ¡Ato un Pilatos, cruzo los dedos, para que así sea!.
Y cuando me entero que una de las propuestas 2008/2011 es “coordinar proyectos de articulación con deportes para implementar capacitaciones de disciplinas deportivas específicas y crear escuelas de guardavidas a través de los CEF”. Ato un nuevo Pilatos y vuelvo a cruzar los dedos… es tiempo de comenzar a construir el sueño de una nueva y necesaria pileta de natación climatizada, para que todos, chicos y grandes, durante todo el año, puedan desarrollar allí distintas disciplinas: Natación, Waterpolo, Aqua Gym… En fin ¿estaría bueno, verdad? ¡Éxitos Juliana!.

martes, 4 de marzo de 2008

"...hemos ganado la partida."

Un día buscando datos sobre las familias Sosa-Madrid (mis bisabuelos paternos) escribí a http://www.dolores.com.ar/ Sólo una persona me respondió, me orientó a buscar y hasta me presentó a una amiga suya con la que compartimos la rama de la familia Sosa… Desde entonces hemos continuado estas charlas virtuales. Ayer por primera vez hablamos por teléfono. Hoy abro mi correo y él ya había pasado dejandome este regalo "Canto Nº 1 de Canto a Berenice". Lo asombroso, lo extraordinario, lo sorprendente, es que anoche, yo estuve releyendo a Orozco http://amediavoz.com/orozco.htm No habíamos hablado de ella, sí de Sábato, pero yo recordé estos versos de ella, cuando corte con Diego me puse a buscarlos, ¡no, no tengo tanta memoria! “Despierto en cada sueño con el sueño con que Alguien sueña el mundo./Es víspera de Dios. Está uniendo en nosotros sus pedazos”.
¡Sí!, el es Diego Sachella, amigo virtual y Dolorense , que vive en la Ciudad Autónoma de Buenos Aires. De los primeros materos en la rueda, colaborador permanente, siempre nos deja esos comentarios tan lindos, el primer puerto al que me acerco la deriva, y ahora confirmo, no fue por azar…


Si la casualidad es la más empeñosa jugada del destino,
alguna vez podremos interrogar con causa a esas escoltas de genealogías
que tendieron un puente desde tu desamparo hasta mi exilio
y cerraron de golpe las bocas del azar.
Cambiaremos panteras de diamante por abuelas de trébol,
dioses egipcios por profetas ciegos,
garra tenaz por mano sin descuido,
hasta encontrar las puntas secretas del ovillo que devanamos juntas
y fue nuestro pequeño sol de cada día.
Con errores o trampas,
por esta vez hemos ganado la partida.
(Canto Nº 1,de Canto a Berenice. Olga Orozco)

¡¡Gracias Diego, pronto será ese mate que nos junte con María Bernarda y con los otros materos… y las "tortas fritas” y el abrazo

lunes, 3 de marzo de 2008

La pureza de la vida

La mirada de la noche
me quita el aliento,
brota un sabor dulce
en mis labios temblorosos.
Un cúmulo de imágenes
inunda mi cerebro,
mi alma se deleita
con la luz de los sueños.
Alzo los ojos al cielo,
danzan los luceros,
una estrella fugaz desciende,
ríe la mágica luna.
Respiro el aire perfumado
y mi cuerpo se eleva
con movimientos lentos
en un torrente de placer.
La serenidad me abraza,
estoy ebria de paz,
mi espíritu se nutre
con la pureza de la vida.

María Griselda García Cuerva




María Griselda vive en Dolores, Bs. As, Argentina. Es maestra y profesora de inglés. Sus hobbies son la lectura, escritura y fotografía. Forma parte de la Comisión Directiva del Foto Club Dolores y trabaja dando clases particulares del idioma inglés. Ha participado en numerosos concursos nacionales e internacionales de poesía y ha obtenido varios premios. Muchas de sus poesías integran antologías en Argentina, Canadá, USA, España y Cuba. Todavía no ha concretado el sueño de publicar un libro pero está en sus planes hacerlo en el futuro.


¡Gracias María Griselda por tu participación, te estábamos extrañando vecina!

sábado, 1 de marzo de 2008

La República Cartonera


Cartoneros
Óleo Autor:Francisco Chiocchio
http://www.chiocchio.com.ar
No quieran saber cuanto busque este artículo… ¡y resulta que lo había tenido tan cerca!.

http://www.lafogata.org

La república cartonera

Por Osvaldo Bayer
Los pordioseros son los culpables. Así se defendía en Inglaterra la clase noble y de los nuevos poseedores. Nada menos que 72.000 mendigos fueron colgados y quemados vivos durante el reinado de Enrique VIII. Isabel, su hija, que vale en la historia como de alta cultura, le ganó en mendigos ejecutados. Pero lo mismo ocurrió en el resto de la Europa cristiana de esa época. Los mendigos sin permiso eran castigados a látigo por resolución oficial y se les quemaba el lóbulo de la oreja izquierda (remarco, izquierda), la cara o la frente. El acto se bendecía con la cruz, estaba Dios presente, fuente de toda justicia. Si se los encontraba mendigando de nuevo se los quemaba vivos, como a las brujas de la Inquisición. Acaba de salir un estudio magnífico del sociólogo alemán Oskar Negt de cómo siempre las sociedades trataron de echar la culpa a los más débiles o a los más rebeldes. La explicación verdadera, en cambio, de por qué existían tantos mendigos era la falta de trabajo. Las tierras eran ocupadas por los señores, los "caballeros bandidos" y después "los señores de la tierra" o los "estancieros", en latitudes más australes. Lo dijo el sabio Tomás Moro. Decía él: "A los Señores, nombrados por el rey, o por sus propios robos no les alcanza vivir con todo lujo y ser inútiles para la sociedad. Quieren más: no dejan ningún pedazo de tierra para la comunidad, le meten alambrado a todo, tiran abajo las viviendas de los campesinos, lo único que dejan son las iglesias, que bendicen el cambio".Siempre fue así, hasta hoy, en la Argentina que ahora ha elaborado la tesis callejera de que la culpa de lo que pasa la tienen los piqueteros. Un taxista, en Buenos Aires me explicó una tesis un tanto modernista: me dijo que había que combatir a los piqueteros y apoyar a los cartoneros. Ahí está la clave, me decía, dándose vuelta para mirarme atrás en una maniobra un tanto peligrosa. Tímido, me atreví:. "Creo que entonces nos convertiríamos en una sociedad cartonera". "Sí, pero no tendríamos desocupados", me respondió triunfante el hombre del volante sonriendo engolosinado con su clave sociológica. Pensé en la solución de Enrique VIII.Aquí, en Alemania, se han cumplido cien años de la matanza de los africanos hereros por parte del ejército alemán. Recién en la Primera Guerra Mundial, Alemania perdió sus colonias. Antes dominó con mano de hierro –a la altura de Inglaterra, Francia y Holanda– sus colonias allende los mares. Los hereros son un pueblo africano que ocupa lo que hoy se llama Namibia. Cuando fue colonia europea, fueron explotados por el capital de los más conocidos grandes consorcios alemanes. Hasta que en 1904, el valiente pueblo herero no aguantó más y se levantó en rebelión contra la esclavitud. Inmediatamente el ejército alemán ocupó posiciones y comenzó una matanza. Increíble. A cañonazos, máuser y ametralladoras. Cayeron hombres, mujeres y niños africanos. Las armas fueron empujando al pueblo desarmado hacia una región sin agua. La gente murió de sed. Uno de los grandes crímenes de la historia. El espanto. El general von Trotha escribió estas palabras inolvidables: "Todo herero, tenga un fusil o ganado, será fusilado. Yo ya no separo ni a mujeres ni a chicos, los empujo hacia sus hombres o directamente los fusilo". Digámoslo: una bestia uniformada occidental y cristiana. De 80.000 hereros quedaron sólo 16.000. Es que en esa región había minas de cobre. Las grandes empresas alemanas se enriquecieron.Se acaba de hacer un acto: el embajador alemán pidió disculpas al pueblo herero por la masacre. Se pagará un suma de dinero como indemnización pero irá en forma de ayuda para el desarrollo.En Alemania nadie recuerda hoy a los militares que hicieron la masacre de hereros. Sólo se puede encontrar esta placa en el interior de la Catedral de Hamburgo, San Michaelis. "Murieron por el Káiser y el Reich" y luego el nombre de los autores de la masacre. La iglesia con ellos, el pensamiento cristiano con ellos. Las grandes empresas beneficiarias no guardan el más mínimo reconocimiento por sus benefactores uniformados. Pero si los alemanes tienen la masacre contra los hereros, un pueblo autóctono que vivía en su propia tierra, los argentinos tenemos lo nuestro. Se exterminó a los pueblos auténticos de las pampas –perdón, el genocida Julio Argentino Roca los llamaba los "bárbaros", los "salvajes"—, y nosotros a los exterminadores los llamamos nuestros héroes.Por supuesto, ninguno de nuestros gobiernos ha intentado ni siquiera pedir perdón a los habitantes originales por la matanza y la quita de sus tierras llevadas a cabo por los blancos cristianos. No, nada de eso. El centenario de la Campaña del Desierto fue recordado con unción por la dictadura de Videla, a lo que se adhirió la Iglesia Argentina. En los actos estuvo presente el ministro Martínez de Hoz, bisnieto de aquel estanciero Martínez de Hoz que en una carta al general Roca urgía la eliminación del indio. Quería más, más tierras. El bisabuelo: promotor del genocidio indígena, el bisnieto, ministro de Economía de la dictadura desaparecedora. Todo en su lugar y a su debido tiempo. La familia Martínez de Hoz representa nuestro modo de ver progresista de la historia. De paso el general Roca se quedó con treinta mil hectáreas de campo. Los argentinos sabemos premiar a nuestros prohombres. Y justo allí, en pleno centro está Roca en su brioso caballo. Está cuidando como un santo que el sistema no se mueva ni un ápice. Basta ver nuestra realidad del sur: cómo hoy todavía se va quitando la poca tierra de los mapuches. Viene el empresario de Buenos Aires representante de una firma europea, habla con el político, el político con el juez, el juez con la policía y ya está: se desaloja a las familias originarias. En nombre de la democracia y del general Roca. Si quieren protestar, que protesten, la tierra es para el "capital extranjero y los inmigrantes" como dijo el general Roca en su famosa intervención en el Congreso nacional cuando anunció con clarines y banderas el fin de la campaña contra el indio. Hoy, hoy mismo, en villa La Angostura acaba de ocurrir eso. En la comunidad Paichil Antriao. Una tierra que desde siempre pertenece a la comunidad mapuche. Y en incontables lugares de la Patagonia neuquina, rionegrina y chubutense.Con todos estos usurpadores del derecho estamos llegando a ser la república cartonera. Con ese Martínez de Hoz que continúa sonriente con la tradición de su bisabuelo, aquel José Martínez de Hoz que urgía en misivas urgentes a nuestro general Roca a terminar con "el indio salvaje". Tradición y Propiedad. Cartoneros, sí, ¿por qué no? ¿Pero piqueteros? No. Ojo. En su formación tienen algo de parecido con aquellos ranqueles que cantaban en el casco de sus caballos el himno de la libertad al atravesar las pampas de sus antepasados.Los alemanes pidieron perdón a los hereros. Nosotros vemos con placer que el corcel del general Roca está cada vez más brioso en su bronce y que Martínez de Hoz sigue administrando los campos ranqueles obtenidos en el pillaje de su bisabuelo. Sí, el ex ministro de los desaparecedores tendrá un buen pasar bendecido por el Dios que acompañó a las huestes de Roca, el triunfador por excelencia. Hemos llegado así a ser la República cartonera.

Otro Incentivo



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