"Cuando el desencanto se ha convertido en artículo de consumo masivo y universal. Nosotros seguimos creyendo en los asombrosos poderes del abrazo humano" Eduardo Galeano.

lunes, 3 de diciembre de 2007

Un merecido homenaje

Ayer, domingo 2 de Diciembre, estuvimos ahí, todos estabamos, aún aquellos que no pudieron ir... Pancho, con esa hermosa sonrisa, pudo contemplar a su gente y pudo sentir todo el amor que le brindamos...

A las 19 hs. un lienzo blanco cubría los recuerdos, Karina López Osornio tomaba el micrófono para comenzar a despedirlo, para terminar de recibirlo para siempre.

Ahí estabamos todos, una vez más con él, ayudandolo a partir, llamándolo a regresar...

María del Carmen Iturralde de Cortés -Zaira- , Ramón Lorente - Lala- y Hector Mario Troullet - Macacho- le mostraban por fin a Francisco Stea el amor hecho homenaje del pueblo que él eligió. Sus amigos de la peña Galeto, de Dolores, descubrieron una placa para su entrañable amigo, con una emoción desbordante, acercándole también su afecto en palabras de recuerdo y agradecimiento.
También el Circulo Médico de General Guido descubrió una placa a su memoria.

El Párroco Juan Carlos Di Sanzo, luego de narrar una curiosa anécdota de sus tiempos de amistad con Pancho y en compañía del Padre Manuel Rodriguez Castiñeiras, bendijo el monolito, dando paso a la ofrenda floral que se acercó de manos de Ana María Loubet y Lorenzo Tejerina.
Yo, gratamente en representación de sus amigos de Guido y con el honor de ser la cuarta generación de amistades en el pueblo, le acerqué estas palabras con todo el corazón:

Aquí estamos, comenzando a despedirlo, porque todavía lo sentimos contando sus anécdotas, todos en silencio, escuchando con admiración tanta experiencia y tanta sabiduría...
La gente quiere a los médicos que quieren a la gente; antes de ser un buen médico, era una gran persona porque siempre fue de los que hacía, predicó con el ejemplo, con la entrega, con esa personalidad especial, emprendedora, capaz; con la energía propia de un fresco entusiasmo juvenil aún en la última etapa de su vida demostrándonos siempre que las personas somos, por sobre todas las cosas, lo que hacemos y no tanto lo que decimos.
Ser médico, estar preparado, ser intendente, no fueron una barrera entre él y su pueblo, nunca cambió, nunca dio vuelta la cara, todo lo contrario, trabajó de igual a igual, mejoró la calidad de vida de su pueblo y mantuvo con el un romance que hoy nos trae hasta aquí, porque ser diferente lo hizo igual a todos nosotros, porque fue incondicional, porque nos entendió y nos protegió, porque se consideró lo suficientemente pagado con la dicha de una madre que daba a luz, con una cara que sonreía por un dolor aliviado, con la paz de algún paciente al que acompañó hasta el final; ansió conocer al hombre y penetrar en la grandeza de su destino entonces se hizo médico, y lo fue con todas las implicancias de la profesión.
Supo diferenciar entre los pecados de los hombres y la limpieza de las ideas, la política no empañó su persona, sus obras no perecieron en discursos y jamás fue un empresario en sus tratamientos médicos, el juramento hipocrático fue su Biblia y esa fue la actitud de toda su vida, porque supo compatibilizar política con moral y ética con medicina.
En estas épocas de difícil situación social y vaciamiento ideológico, es apropiado refrescar la memoria de Pancho Stea renovando su decisión de seguir siendo médico bajo palabra de honor, bajo respeto al prójimo, bajo la dignidad propia de una personalidad honorable.
Su naturaleza lo resguardó en el corazón de todos nosotros como un modelo a seguir, no solo debemos recordarlo: preservemos sus frases más puntuales, sus tonos de su voz y alguna mirada desde aquellos ojos celestes, invoquemos sus ejemplos, sus anécdotas colmadas de historia, ricas de sabiduría y de amor por los demás. Porque su espíritu de lucha y de servicio son un modelo a seguir, porque no claudicó hasta sus últimos instantes.
De alguna manera, hoy, estamos devolviéndole todos esos retazos de vida que concedió en pos de la vida de los demás… Pancho merece este lugar, porque todavía nos queda la memoria y podemos eternizarlo en el corazón del pueblo al que entregó su tiempo y sus virtudes, al que volvió cuando venía volviendo y al que lo seguirá cobijando en su tierra y en el latir de algunos corazones memoriosos.

Gracias al Doctor López Osornio y al doctor Castro por haber cuidado y protegido también a nuestro pueblo, gracias a los médicos que hoy son los herederos de aquellos ejemplos, gracias a todos aquellos que hoy están aquí para acompañar a Pancho en su morada elegida y gracias a todos aquellos que seguirán su ejemplo y preservarán su presencia. Gracias

Para finalizar el acto se escucho la grabación de la zamba inédita "Gratitud", en música y letra de mi viejo, Coco Guebara, con su voz y su sentimiento, un sentimiento que jamás cambió y que lo llevó a componerle esta hermosa canción, una visión que en vida tuvo para compartir en este momento con todos nosotros...

Por esto y por el increible y emotivo momento que vivimos ayer, es que realmente creo que estuvimos todos allí, los que estábamos y los que ya no están...

Gracias a todos aquellos que colaboraron y organizaron este merecido homenaje y vaya un simbólico abrazo y mi recuerdo inestimable para el amigo, el médico y la persona que fue Francisco "Pancho" Stea...