"Cuando el desencanto se ha convertido en artículo de consumo masivo y universal. Nosotros seguimos creyendo en los asombrosos poderes del abrazo humano" Eduardo Galeano.

sábado, 8 de diciembre de 2007

A la vuelta de la esquina

Voy a contarles como cuento yo las cosas, desordenadamente, a borbollones.
Hace tanto como doce años, llegaron a mi barrio unos muchachos de Lobería, y yo de metida, ustedes ya me conocen, ofrecí ayudarlos hasta que se adaptaran a la nueva geografía, aquí el almacén, allá la verdulería, la panadería justito doblando la esquina… en fin.

¿Pueden creer? ¡aceptaron! No tardaron en llegar las tardes de mate, noches de mesas redondas donde siempre cabía un plato más, picadas, cervezas y charlas. Fueron por aquellos años “enrevesados de mi vida” los vecinos que franqueaban la puerta cada día en el momento justo y sin ellos saberlo, me rescataban. Por ellos conocí Lobería, y ya que estaba cerca fui a Necochea, lugares, junto a Quequen, Energía… de los que mi padre guardaba muchísimos gratos recuerdos.
Un día los muchachos volvieron a sus pagos. Cuando llegaba el nuevo siglo, yo me mude. La mudanza y el tiempo hicieron lo que suelen hacer, perder cosas.
Durante estos años nada supe de aquellos chicos de Lobería…
Cada tanto los recordaba, ya fuera por que había fútbol y coincidentemente yo cocinaba pollo, motivo suficiente para que me acordara de las apuestas que Danii, fanática de River, con Oscar fana de Boca, se jugaban, el que perdía pagaba con un pollo. River, no era éste River, ni Boca éste Boca, así que Oscar, pagó varios pollos…
Cuando giraba la perilla para encender la parrilla de la cocina, recordaba el día que los muchachos trajeron el cordero, lo estaqueamos en la cruz del asador y para avivar el fuego Daniel, por entonces, mi marido, no tuvo mejor idea que darle aire con el compresor, ¡la primera ves, podes creer exclamó Oscar, que voy a comer cordero al compresor!…
Sí veía una mudanza chiquita, o alguien cargando un colchón en una camioneta, traía a mi memoria la tarde que los chicos dejaron la casa.
Pero ustedes, ya me conocen, me han escuchado decir hasta el hartazgo que siempre, se puede… así que este año me propuse encontrarlos, ir a Lobería, ¡imposible!. Fue entonces, que apareció frente a mi un escrito que lleva por titulo “Mi Lobería” de Johanna Belén Rodríguez 13 años, de la Escuela EET Nro 2, Lobería Enviada a través de FM 93.5 “La Radio”, Necochea y publicado en Argentina Pueblo a Pueblo el 29 de agosto de 2006. Dude, pero escribí el 30 de octubre ¡Hola! busco a unas personas de allí, de Lobería, que durante un tiempo vivieron en Banfield, fueron mis circunstanciales vecinos. Aproximadamente hace doce o trece años visite Lobería, allí conocí a sus familias, ¡cuanto apreciaría reencontrarlos! ¿Podrás, ayudarme? uno de ellos se llama Sebastián y por entonces estudiaba "mecanica Dental", la mamá tenía un negocio de Sandwiches en Lobería; el otro es Oscar Colino, lo último que supe de él es que daba clases de tenis. Gracias y muy linda tu reseña.
Y seguí con mis cosas, mis cosas, ustedes también, a esta altura las conocen, sumar recuerdos de nuestro General Guido, contarles historias para que no se pierdan, mantener el blog activo, para que más y más gente nos visite, juntar libros, esta vez para la escuela Nº 16(No lo olviden), atender mi casa, mi hija, mi madre y mis mascotas, que de tanto en tanto tambien requieren mi atención…
Pero llegó el 19 de noviembre, día especial, “las casualidades” volaban en bandada, “los ecos” parecieron generarse en Epidauros, una foto de "Arenas Verdes" reaparecio sobre mi escritorio y me llevó derechito a Lobería, ¡era una señal!, abrí Argentina Pueblo a Pueblo y allí estaba la respuesta “quiero comentarle a Liliana con nota 30 de octubre que contactándose con mi mail xxxxxxxxxxhotmail.com estará en contacto con Oscar Colino pues es mi socio pero no se lleva muy bien con internet.
Por supuesto, envié en ese mismo momento el e-mail con mis teléfonos y esperé hasta que llegó la voz de Oscar ¡Hola! ¿Podes creer?... (Esa era y sigue siendo su muletilla) hablamos todo lo que se puede hablar en cuarenta minutos…
Reencontré a uno, de aquellos vecinos, al buen amigo Oscar Colino, pero no sabía que ganaba otro, Pablo Ledesma. El viernes escribí a Pablo para agradecerle y a vuelta de correo me llega este e-mail “Hola Liliana, como estas. Te cuento que te encontré en Pueblo A Pueblo de Clarín, y te imaginas cuando vi que lo buscaban a Oscar Colino me empecé a reír y lo llame para decirle que había quedado debiendo en Banfield que lo estaban buscando por Internet (jajaja). Después él me contó quien eras y te comento, que nosotros nos conocimos en una visita que le hicimos a Oscar allá por el 95 y nos comimos un lechoncito en tu casa con vos, Daniel y tu hermano y guardo de aquel día un recuerdo maravilloso de los amigos de mi amigo. Así que me encanto poder ser el nexo para que se puedan reencontrar con Oscar y no perder esas cosas, que vaya uno a saber porque, se pierden con el tiempo y la distancia. Te cuento Liliana, ya que sos una internauta, que estoy trabajando en Turismo en mi municipio y te invito a visitar nuestra página que es www.turismoloberia.gov.ar así ves como esta el pueblo de tu amigo. Bueno te mando un abrazo grande y después del tiempo agradezco tus atenciones aquel viaje mió por Banfield, un beso y a tu disposición. Pablo Ledesma
Definitivamente reencontré a un amigo y gane otro, es que, copiando al inolvidable Hamlet Lima Quintana “hay gente que con solo decir hola llega hasta los limites del alma… y uno sabe que a la vuelta de la esquina, ahí nomás en Lobería, hay gente así… tan necesaria. ¡Gracias Pablo!

Arenas Verdes Lobería, Provincia de Buenos Aires, Argentina.

¿Podes creer?


Nota: vaya mi agradecimiento para Johanna Belén Rodríguez y Argentina Pueblo a Pueblo, sin ellos, este reencuentro hubiese tardado un poco más.