Parece que cuando uno se va de vacaciones a la vuelta encuentra todo distinto... la casa más grande, aunque sigue siendo la misma casa de siempre; los perros más viejos, los amigos más cerca, en fin, así parece nomás ... y así es, pues me encontré con un nuevo lugar para la memoria y el encuentro, para entrar gritando "Ave María Purísima" y que le acerquen un amarguito recién ensillado, con sabor a pueblo, con aroma a hogar desde la primera y hasta la ultima yerbeada. Parece que Lagesio tiene la magia de sorprender todos los días y ese es el tipo de personas que trascienden en la memoria colectiva y en el imaginario popular, esto de hacer raconto desde las abismales distancias físicas no es fácil pero ella no desiste, y aquí está, desde este nuevo espacio que ya adopto como nuestro, haciendo uniones como esa Celestina que todos necesitamos un poco para sentirnos más apretaditos cuando nos sentimos lejos y solos.
Pero, en fin, el pueblo siempre está ahí, con los brazos abiertos, con Ceferino en la puerta, con su intachable plaza central y con sus anchos y extensos boulevares, ahí nos estará esperando para que lo eternicemos juntos en la memoria...
Hoy se inauguró el Museo, nuestro Museo, a las siete de la tarde mi corazón me abandonó un ratito para escaparse hasta Guido y allí estuvo, acompañando la velada. Ahora viene el compromiso, la necesidad de entenderlo como propio, de adoptarlo como un hijo al que debemos alimentar para que crezca y nos trascienda en el tiempo. Solo los hombres con historia pueden dejar historia y luego de ellos estamos nosotros, los que tenemos la obligación irrenunciable de recuperarla, de hacerla nuestra y de difundirla, porque el patrimonio cultural de un pueblo hace a la identidad de él, entonces, como ya ha convocado mi amiga: Manos a la obra gente, porque esto es de todos y entre todos debemos hacer que crezca.
Recuerden un viejo refrán mapuche:
"La Tierra no la heredamos de nuestros padres, la tomamos prestada de nuestros hijos",
y lo mismo pasa con la historia pero al revés , tomémosla prestada de nuestros padres para que nuestros hijos se den el lujo de heredarnosla.
Un abrazo copueblanos, nos vemos en la próxima rueda de matecitos. Vayan acomodando la pava en la económica y ensillen la cebadura que pronto nos volveremos a encontrar. Cariños a todos. María