Para los que estaban ansiosos por conocerlo y están lejos, para los que querían verlo en Internet porque eso lo hace más importante, para los guidenses y los no guidenses que quieran abrir la puerta y entrar a saber de nosotros, para los que nos conocieron pero ya casi no nos recuerdan y para todos aquellos que debemos hacer crecer este proyecto porque es una reivindicación de nosotros mismos. Aquí está, por fin, ya es una realidad... y le falta.
Le falta historia, ese poquito que todos nosotros tenemos guardada, esa que se construye desde la propia identidad, desde nuestros padres y nuestros abuelos, desde las fotos y los objetos que conservamos con afecto, desde las anécdotas que nos contaron y desde los recuerdos que poseemos, desde nuestra niñez y desde el pasado de nuestros mayores, desde la profundidad de todos los armarios y de todas las cajas que contienen pasado, desde los libros de misa y las estampitas, desde las viejas pavas que reposaron en las cocinas a leña chiflando y rezongando en aquellas mañanas que forjaron nuestro presente... desde cada rincón de nuestro pueblo es tiempo de dar, tiempo de compartir...
El Museo espera, con los brazos abiertos y con los cachetes de su edificio rosados de alegría, que cada uno de nosotros le demos en nuestras vidas el lugar que se merece.
Tal vez podamos discutir si hay algunas otras necesidades, si, a Guido le hace falta un Hospital o restaurar el Puente Antonio Rodriguez Jáuregui, si, es cierto, pero también le hacía falta recuperar su historia, le hacía falta recopilar su pasado, entonces aquí está el Museo y yo lo contemplo y lo sueño, pensando que quizá algún día, sea él mismo el que nos pueda contar cuando se inauguró un hospital, cuando se remozó el puente o cuando sucedió algún acontecimiento que merezca ser contado, porque los que vienen detrás nuestro en esta carrera que se llama vida, son los que necesitan que les dejemos raíces.
Ahora esta es nuestra realidad, este es nuestro presente, que nos invita a recuperar el pasado, a difundirlo, a convertirlo en nuestro patrimonio, a dejarlo como legado único e irrepetible, ahora empecemos a buscar en nuestras cajas y esta vez...hagamos historia.
Un abrazo