Ya hace unos años, el médico Carlos Guillermo del Bosco (en “Dilemas de la terapia intensiva. Los médicos y la muerte”, que apareció en Página/12, Suplemento Futuro, el 27 de agosto de 1994), advirtió situaciones “en las que enfermos que están más allá de cualquier posibilidad de curación, persisten internados, sometidos a procedimientos dolorosos, en soledad, alejados de sus seres queridos, sin poder hablar, intubados o traqueotomizados, con su sueño interrumpido y su privacidad violentada. Todo esto, sólo para morir pocos días después, luego de una agonía que creo no ha sido todavía reconocida en toda su crueldad por la cultura médica y por la sociedad en general”.
En el mismo artículo, Del Bosco recuerda el mito de Asclepio, quien “utilizó la sangre de la Medusa para volver a la vida a los muertos. Generó así la ira de Zeus, que lo fulminó con un rayo por la soberbia de violentar el orden natural: el rayo con que Zeus fulminó a Asclepio es la barra del Rp/ y debe recordarnos que hay cosas que no debemos ni podemos hacer”. La idea de no traspasar la barra, la barra del Rp/ –el “recétece”, en las prescripciones– es una maravillosa alegoría de la interdicción, de un límite fundante que no debe traspasarse.
http://www.pagina12.com.ar/diario/psicologia/index-2003-12-14.html
En el mismo artículo, Del Bosco recuerda el mito de Asclepio, quien “utilizó la sangre de la Medusa para volver a la vida a los muertos. Generó así la ira de Zeus, que lo fulminó con un rayo por la soberbia de violentar el orden natural: el rayo con que Zeus fulminó a Asclepio es la barra del Rp/ y debe recordarnos que hay cosas que no debemos ni podemos hacer”. La idea de no traspasar la barra, la barra del Rp/ –el “recétece”, en las prescripciones– es una maravillosa alegoría de la interdicción, de un límite fundante que no debe traspasarse.
http://www.pagina12.com.ar/diario/psicologia/index-2003-12-14.html